El primer ETF en el mundo fue creado en Canadá en 1990. Transformó el panorama de las inversiones y ofreció las ventajas de la inversión agrupada y la flexibilidad de negociación.
Al principio los inversionistas institucionales usaban principalmente los ETF para ejecutar estrategias de negociación sofisticadas. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que los inversionistas individuales y los asesores financieros los aprovecharan.
Desde que se introdujeron los ETF se han llegado a convertir en uno de los productos más populares de la industria global de inversiones. Los activos globales de los ETF actualmente totalizan más de 4.8 billones de dólares estadounidenses y están invertidos en más de 7,600 ETFs.