EBITDA, en inglés: Earnings Before Interest, Taxes Depreciation and Amortization.
El EBITDA es un indicador sobre la rentabilidad de una empresa, que se refiere precisamente al beneficio antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización.
Como su nombre lo indica, muestra el beneficio de una empresa antes de que se resten los intereses por pagar a causa de la deuda contraída, los impuestos, las depreciaciones por el deterioro del negocio y la amortización de las inversiones que se hayan realizado.
Algunas clasificaciones lo hacen parte de las llamadas medidas alternativas de rendimiento (APM, alternative performance measures).
Ello significa que la información que arroja el EBITDA no está afectada por impuestos, costos de amortización o apalancamiento financiero.
El hecho de que el EBITDA no considere gastos de la empresa, es una muestra más fiel del dinero que le resta para el pago de deudas, y analizar si es solvente para ello. Da una radiografía de lo que el núcleo del negocio está ganando o perdiendo.
¿Para qué sirve el EBITDA?
Se le utiliza para valorar la capacidad de una compañía de generar beneficios considerando solo la actividad productiva de la misma, por lo que es útil al comparar, al menos de manera superficial, la salud financiera entre empresas y obtener los datos de la industria a la que se dedican.
También ayuda para comparar compañías en diferentes momentos y de distintos países, pues no incluye las normativas o los impuestos respectivos.
A los inversionistas les puede resultar un indicador para saber cuán atractiva es una empresa para invertir en sus acciones en bolsa.
Aunque muestra la cantidad de dinero disponible para el pago de deudas de una empresa, el EBITDA no debe confundirse con flujo de caja, ni debemos olvidar que las ganancias que muestra no contemplan ciertos gastos, por lo que lucen elevadas.
De hecho, junto con el retorno de inversión (ROI) y el ciclo de conversión de efectivo, el EBITDA ayuda a valorar la situación de una empresa, hacer presupuestos y proyecciones, vigilar el flujo de caja y mantener los costos en un nivel aceptable.
El origen del EBITDA
Analistas ubican la utilización de este término en los pasados años 90, en medio de la burbuja tecnológica que vio la llegada de grandes adquisiciones de empresas a través de fuertes apalancamientos y a sumas generalmente exorbitantes.
Entonces, quienes comenzaron a impulsar el uso de este dato justificaban que ofrecía cifras comparables.
¿Positivo o negativo?
Si obtienes un EBITDA positivo, significa que, en ese momento, la empresa en cuestión es rentable. Que se mantenga así depende de cómo se gestionen los gastos, pero también de las políticas de depreciación y amortización.
Caso contrario, obtener un EBITDA negativo debe llevar a reconsiderar la continuidad de la empresa; o bien, una evaluación exhaustiva para poder contrarrestar la situación adversa lo más pronto posible.
Un correcto análisis del EBITDA es cuando no se le considera de manera aislada o única, sino junto a varios otros indicadores que den una fotografía más amplia.
Ahora que ya conoces un nuevo indicador para elegir las empresas que serán parte de tu portafolio, aplica tus conocimientos en GBM+.