Sobre advertencia no hay engaño
En diciembre del 2020, el gobierno mexicano emitió un decretó que le ponía una fecha límite a la importación de maíz transgénico en el país; aunque después de escuchar las quejas estadounidenses, el 13 de febrero de este año el decreto se modificó. La nueva versión mantuvo la prohibición para el maíz de consumo humano, permitiendo el uso para ganado y otros procesos. Peeero los cambios no fueron suficientes para convencer a Estados Unidos, que en cambio decidió iniciar consultas técnicas para resolver las diferencias.
El problema de fondo
Las consultas iniciadas a través del T-MEC, bajo el capítulo 9 de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, buscan que el gobierno mexicano fundamente la prohibición con argumentos científicos que demuestren el daño que puede provocar el maíz transgénico. La Secretaría de Economía, en conjunto con la Cofepris, ya comenzaron los preparativos para las consultas y comunicaron que esperan resultados positivos. Por su parte, Raquel Buenrostro, secretaria de Economía, reiteró que el decreto busca proteger las 64 razas de maíz que hay en el país.
The stakes are high
El maíz transgénico es un tema delicado para la economía estadounidense, ya que el 90% de su producción de maíz es modificado genéticamente. Pero eso no es todo, pues México es el segundo consumidor de maíz a nivel mundial —China es el primero— y adquirió más de 20 millones de toneladas métricas entre septiembre del 2021 y agosto del 2022. Según legisladores estadounidenses, el impacto del decreto en el comercio ronda entre los $5,000 millones de dólares anuales hasta los $74,000 millones durante la próxima década.
Vía: El Universal, El Financiero, The New York Times y El Financiero.