Los datos duros
Según los datos del Bureau of Labor Statistics, en términos mensuales la inflación creció un 0.5% en enero, aunque en términos anuales acumuló un crecimiento del 6.4%. Aunque sigue la tendencia a la baja de los últimos seis meses, la Reserva Federal aún tiene mucho trabajo por delante para alcanzar su objetivo, ¿por? Pues por el componente subyacente, la estrella del show que acumuló un crecimiento anual del 5.6%.
Subiendo sin control
Los costos de vivienda —renta, hoteles, etcétera— representan una tercera parte del Índice de Precios al Consumidor e incrementaron un 0.7% a tasa mensual, mientras que en términos anuales subieron un 8.5%. A su vez, los precios de la comida subieron a un 10.1% anual, destacando el precio de los huevos que subieron un 70% y el de la leche con un incremento del 11%. Los energéticos se encarecieron un 8.7%, principalmente por la gasolina y la electricidad que subieron un 27.7% y un 11.9%, respectivamente.
Cayendo con estilo
Las que le echaron una manita al índice para que bajará un poco fueron las caídas: los autos usados con un -11.6%, las computadoras con -6.2% y los electrodomésticos con -3.9%. Según Bloomberg, la mayoría de los economistas esperan que el Índice tenga una caída pronunciada hacia finales del 2023, pero aún no está muy claro si para lograr esa caída será necesaria una recesión.