Con la piel de gallina
El Banco de México sigue preocupado por los altos niveles de inflación en el país, particularmente por la condenada inflación subyacente, que en enero alcanzó el 8.45%. Según las minutas de la última reunión de la Junta de Gobierno —donde la tasa llegó al 11%–, el proceso de desinflación es más lento de lo esperado gracias a los altos precios en los alimentos y servicios, por lo que ajustaron al alza los pronósticos de la inflación para el 2023.
La luz al final del túnel
Con todo y todo, la Junta de Gobierno reconoció que la economía mexicana ha ido creciendo, ya que, según las últimas estimaciones, cerró el año con un crecimiento del 3%. Aunque, según las minutas, hacia el cierre de año perdió un poco de dinamismo debido al debilitamiento de los sectores industriales y de servicios. Hay que recordar que el objetivo de la política monetaria actual es enfriar la economía, peeero con mucho cuidado porque si se pasan nos podrían mandar a una recesión.
Lejos del final
La próxima decisión de la Junta de Gobierno será el próximo 30 de marzo y, al igual que con la FED —el banco central de los Estados Unidos—, se espera que el próximo incremento sea de tan solo 25 puntos base. Eso sí, tendrá que seguir de cerca la evolución de la inflación subyacente que por lo menos en la primera quincena de febrero descendió al 8.38%.