Hace poco más de un año, Microsoft cerró un acuerdo para adquirir a Activision por $69,000 millones de dólares; lo que falta para concretar la venta era el visto bueno de los reguladores… algo que puede tardar. ¿Pooor? El caso es que temen una “privatización” de la franquicia Call of Duty por parte de Microsoft, uno de los videojuegos más importantes del mundo por sus ventas.
Plan de acción
Para bajarle dos rayitas a la tensión, la empresa firmó un acuerdo por 10 años con Nintendo y otro con Nvidia, con los que aseguran el acceso de este juego a más de 150 millones de gamers. Falta ver si esto convence a los reguladores de dar el visto bueno al deal. Los que se están haciendo más del rogar son los europeos, que han sugerido que Activision se deshaga de la franquicia para poder proceder con la venta; sin embargo, Microsoft dijo que sin este no hay compra. El otro difícil es Sony, ya que tiene un acuerdo con beneficios exclusivos para los jugadores de su plataforma y teme que peligre; aunque Microsoft ya le dijo que no hay de qué preocuparse.