En 2014, el mundo se quedó atónito cuando saltó la noticia de que un hombre llamado Ronald Reid había dejado una fortuna de 8 millones de dólares a sus herederos tras trabajar como conserje durante la mayor parte de su vida. Era una historia que parecía desafiar todas las expectativas e ideas preconcebidas sobre quién puede acumular riqueza en Estados Unidos.
¿Quién fue Ronald Reid y cómo hizo su fortuna?
Reid, que nació en 1921 en Nueva Jersey, creció en la pobreza y nunca terminó el instituto. Sirvió en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial y, tras su servicio, realizó diversos trabajos ocasionales antes de conseguir un puesto como conserje en el Departamento de Salud Mental e Higiene de Nueva Jersey.
Durante los 25 años siguientes, Reid trabajó incansablemente como conserje, limpiando lo que ensuciaban los pacientes y el personal del hospital estatal. Llevaba una vida modesta, nunca se casó ni tuvo hijos, y nunca se permitió aficiones ni lujos caros.
Por eso, cuando falleció en 2014 a los 92 años, pocos esperaban que dejara una fortuna de millones de dólares. Pero eso es exactamente lo que hizo.
La estrategia de inversión de Ronald Reid se basaba en una combinación de paciencia, disciplina y enfoque a largo plazo. Según su abogado, Joseph Bavuso, Reid era un inversor conservador que se centraba en acciones de primer orden, bonos y otras inversiones de bajo riesgo.
El planteamiento inversor de Reid consistía en comprar y mantener a largo plazo. Compraba acciones de empresas en las que creía y las conservaba durante décadas, independientemente de las fluctuaciones del mercado a corto plazo. Este planteamiento le permitía beneficiarse del crecimiento a largo plazo de estas empresas y de la subida del precio de sus acciones con el paso del tiempo.
¿Cuál fue la estrategia que siguió Ronald Reid?
Un ejemplo de la estrategia de inversión de Reid fue su inversión en Johnson & Johnson, una conocida empresa sanitaria. Según su abogado, Reid compró acciones de la empresa en la década de 1970 y las conservó durante más de 40 años, sin vender nunca ni una sola acción. Con el tiempo, el valor de su inversión creció significativamente, ya que el precio de las acciones de Johnson & Johnson siguió subiendo.
La cartera de Reid incluía también otras empresas de primera fila, como AT&T, Exxon Mobil y Procter & Gamble. Reinvertía regularmente los dividendos de estas empresas en la compra de más acciones, lo que le permitía beneficiarse de los rendimientos compuestos a lo largo del tiempo.
A pesar de su éxito como inversor, Reid nunca se confió demasiado ni asumió riesgos innecesarios. Siguió comprometido con su estrategia a largo plazo y nunca dejó que las fluctuaciones a corto plazo del mercado o las exageraciones del mismo le distrajeran de sus objetivos.
Además de sus inversiones en acciones, Reid también invertía en bonos y mantenía una gran cantidad de efectivo en el banco. Su enfoque conservador de la inversión le permitió capear las recesiones económicas y las crisis financieras, lo que le ayudó a proteger su patrimonio y evitar grandes pérdidas.
En general, la estrategia de inversión de Ronald Reid se basaba en un planteamiento sencillo pero eficaz: comprar y mantener acciones de primera clase y otras inversiones de bajo riesgo a largo plazo. Siendo paciente y disciplinado, pudo acumular una cantidad significativa de riqueza a lo largo de varias décadas y dejar una fortuna a sus herederos.
Los herederos de Reid quedaron sorprendidos y agradecidos al conocer su riqueza. Su prima, Phyllis Brown, una de sus principales beneficiarias, declaró al New York Times que no tenía ni idea de que su primo hubiera acumulado una fortuna tan grande: “Era un hombre de muy pocas palabras”, dijo. “Siempre fue muy amable conmigo, pero nunca hablaba de sus finanzas”.
Ronald Reid: Un ejemplo que trascendió
El legado de Reid ha inspirado a mucha gente a replantearse su propia relación con el dinero y a considerar el poder de la inversión a largo plazo y la vida frugal. Sirve como recordatorio de que la riqueza no es sólo para los ricos y famosos, sino que puede alcanzarse mediante la disciplina, la paciencia y la voluntad de vivir por debajo de las propias posibilidades.
Para poner en perspectiva el poder de la inversión a largo plazo, veamos el ejemplo de alguien que empieza ahorrando sólo 2,000 pesos al mes y los invierte en una cartera bien diversificada durante 50 años, con una tasa media de rentabilidad del 10%. Durante ese tiempo, la inversión inicial de 2,000 pesos al mes crecería hasta 34,939,521 pesos aproximadamente.
Este crecimiento se debe al poder de la rentabilidad compuesta. Cuando inviertes tu dinero, obtienes rendimientos no sólo de tu inversión original, sino también de cualquier interés o dividendo que generen tus inversiones. Con el tiempo, esos rendimientos se suman y empiezan a componerse, lo que significa que ganas rendimientos sobre los rendimientos.
Cuanto más tiempo permanezcas invertido, más tiempo deberán componerse y crecer tus inversiones. En el ejemplo anterior, la persona que invierte 2,000 pesos al mes durante 50 años se beneficia del poder de la capitalización de los rendimientos durante un largo periodo, lo que permite que su inversión inicial crezca hasta alcanzar una suma impresionante.
Por supuesto, este ejemplo supone una tasa media de rentabilidad constante del 10%, que puede no alcanzarse todos los años. Sin embargo, incluso con rendimientos más modestos, el poder de la capitalización a lo largo del tiempo puede ayudar a que tus inversiones crezcan significativamente.
Conclusión
La historia de Ronald Reid pone de relieve la importancia de empezar a invertir pronto y ser constante con tus aportaciones. Incluso pequeñas cantidades invertidas con regularidad durante un largo periodo pueden acumular una riqueza significativa. Así que no esperes para empezar a invertir, porque el tiempo es realmente tu mejor amigo cuando se trata de crear riqueza.
Al final, Ronald Reid pudo haber sido un conserje, pero también un inversor inteligente y un sabio administrador de sus finanzas. Su historia es un testimonio del poder del trabajo duro, la frugalidad y el pensamiento a largo plazo, y un recordatorio de que cualquiera puede acumular riqueza con la mentalidad y la estrategia adecuadas.