5 de septiembre
Actualizado: hoy a las 9:28 am
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Frío, frío, caliente: el PIB como termómetro de la economía
- ¿Por qué todo mundo habla del PIB cuando se publica? Conoce qué es, qué mide y por qué deberías entenderlo.
- Aunque no lo notes, el PIB se refleja en tu día a día: en el empleo, los precios, el crédito y hasta en tus planes personales.
- Entender cómo se está comportando la economía te puede ayudar a decidir cuándo invertir, emprender o simplemente reafirmar tus propósitos financieros.
Cada tres meses, economistas, medios e inversionistas se alborotan con un numerito: el PIB. Pero ¿qué es exactamente y por qué se le conoce como el indicador de indicadores económicos?
El producto interno bruto (PIB) es la medida más amplia de la actividad económica de un país. Representa el valor monetario de todos los bienes y servicios finales producidos dentro de una economía en un periodo determinado. Dicho de otra forma: todo lo que la economía genera—desde un coche hasta un corte de pelo, pasando por un refrigerador o una consulta médica—se suma para obtener una sola cifra que refleja tanto su tamaño como su comportamiento.
Para evitar duplicar valores y exagerar el resultado, ésta cifra solo incluye los bienes y servicios finales. Es decir, aquellos que ya pasaron por todo el proceso productivo y están listos para su uso o consumo.
Imagina que compras un pastel. Para hacerlo se necesitaron harina, huevos, electricidad, gas, un horno… y, por supuesto, un buen repostero. Si contáramos el valor de cada uno de esos elementos además del pastel terminado, estaríamos sumando varias veces lo mismo. Por eso, el PIB solo registra el valor final, ya que éste incluye los costos y el valor agregado de cada etapa del proceso.
Ahora, ¿qué otra cosa determina lo que se cuenta en el PIB? El lugar. Solo se toma en cuenta lo que se produce dentro del país, sin importar quién lo genere. Si una armadora alemana ensambla coches en Puebla o San Luis Potosí, eso sí se contabiliza en el PIB de México. Pero si una persona mexicana dirige una empresa desde el extranjero que presta servicios fuera del país, ese valor no se considera parte del PIB nacional.
Aunque hay varias formas de calcular el PIB, la más común es sumar el gasto total en la economía: el consumo de los hogares, la inversión de las empresas, el gasto del gobierno y las exportaciones netas (es decir, exportaciones menos importaciones). Las importaciones se restan porque, aunque se consumen aquí, no se producen dentro del país.
El PIB también se puede analizar desde la producción por sectores: el primario (agricultura, pesca, ganadería, aprovechamiento forestal); el secundario o industrial (manufactura, construcción, minería, generación de energía); y el terciario o de servicios, con el que probablemente interactúas todos los días: comercio, transporte, turismo, educación, salud, servicios financieros, entretenimiento y muchos más.

Además de entender qué se produce y en qué sector, también es útil observar cómo ha cambiado esa producción con el paso del tiempo.
El PIB se publica cada trimestre y, al comparar estos datos a lo largo de los años, podemos identificar tendencias, momentos de mayor dinamismo o de ajuste y comprender mejor el entorno económico en el que vivimos.

Para estas alturas probablemente estás pensando en el PIB como algo gigante y difícil de dimensionar o visualizar, pero en realidad está más cercano a ti de lo que crees. Si consumes, trabajas, pagas servicios o usas transporte, formas parte del PIB. Lo que tú haces—y dejas de hacer—también mueve a la economía.
Sin embargo, es cierto que esto no lo mide todo. El PIB no captura buena parte de la economía informal ni refleja cómo se distribuye entre la población. Aun así, sigue siendo el punto de partida para entender hacia dónde se mueve la economía y es la base sobre la que se construyen otros indicadores clave, como la productividad, la deuda o el nivel de inversión de una economía.
Y en un mundo donde tus decisiones financieras importan cada vez más, entender el PIB es mucho más que una curiosidad económica: es una herramienta que te puede ayudar a anticiparte, proteger tu patrimonio… o simplemente saber cuándo es buen momento para dar el siguiente paso como inversionista.