6 de septiembre
Actualizado: hoy a las 8:01 am
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Invertir desde joven: la clave para un futuro sólido
En el contexto financiero actual, invertir desde una edad temprana ya no es solo una decisión acertada, sino una necesidad. Comenzar lo antes posible permite aprovechar mejor el tiempo, el interés compuesto y la posibilidad de asumir ciertos riesgos de manera estratégica, lo que puede traducirse en un futuro financiero más sólido y estable.
Gracias a herramientas digitales como la app de GBM, actualmente invertir es mucho más accesible para todos. Ya no se necesita tener grandes cantidades de dinero para empezar, es posible hacerlo con montos mínimos e, incluso, se puede automatizar las aportaciones que se realizan mes con mes. De esta forma, invertir se vuelve algo más cercano, flexible y adaptado a los objetivos financieros, el estilo de vida y, sobre todo, las necesidades de cada persona.
Invertir desde joven no solo tiene beneficios financieros, también ayuda a formar una mentalidad enfocada en el largo plazo. Es posible empezar a visualizar las metas con mayor claridad, informarse mejor y tomar decisiones mucho más conscientes sobre cómo manejar el dinero. Esto se traduce en un consumo más responsable, una mejor planificación del ahorro y, sobre todo, en la construcción de hábitos financieros sólidos que nos acompañarán a partir de ese momento y para toda la vida.
En lugar de reaccionar ante las circunstancias, aprendes a anticiparte y a tomar decisiones estratégicas. Además, en un país donde solo el 1.3% de la población invierte en la bolsa, según datos de la CNBV, comenzar a invertir desde temprano es una excelente manera de romper con patrones tradicionales y construir una independencia financiera sólida.
Por otro lado, el principio del interés compuesto —cuando los rendimientos generados por una inversión se reinvierten para seguir generando más rendimientos— es más efectivo mientras más largo sea el plazo. Según estudios recientes, una persona que invierte 1,000 pesos mensuales desde los 25 años y obtiene un rendimiento promedio del 8% anual, podría acumular más de 3 millones de pesos a los 65 años. En cambio, alguien que empieza a los 35 necesitaría ahorrar casi el doble para llegar a un monto similar.
Finalmente, la diferencia entre un futuro incierto y uno con estabilidad no siempre está en ganar más, sino en tomar mejores decisiones con lo que se tiene. Y cuanto antes se empiece, mejor.