30 de septiembre
Actualizado: hoy a las 4:40 pm
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Invertir en educación: construyendo un futuro sólido
La educación es clave para abrirnos puertas y construir un futuro mejor. Ya sea para avanzar profesionalmente, reinventarse o crecer a nivel personal, aprender siempre será una inversión invaluable, especialmente en un mundo en constante cambio. Sin embargo, los costos asociados a estos estudios representan un importante desafío económico.
En México, estudios recientes revelan que los gastos escolares figuran entre las principales preocupaciones financieras de las familias. Por eso, planear nuestras finanzas teniendo la educación como meta principal no solo nos ayuda a cumplir objetivos personales, sino que también trae beneficios reales, como mejorar los ingresos y tener un impacto positivo en nuestra calidad de vida.
Así, las herramientas de financiamiento e inversión cobran relevancia en el desarrollo de diversos planes educativos a largo plazo, con la finalidad de contar con los recursos necesarios para que la educación deseada, con todos los gastos involucrados, sea una realidad en el futuro.
En GBM, creemos que financiar la educación de manera segura y con una visión clara hacia el futuro es posible. Por ello, compartimos algunos instrumentos financieros que pueden ser de utilidad:
- Fondos de inversión: Son una opción adecuada si se busca invertir a largo plazo y además se requiere liquidez, en caso de que surja algún gasto inesperado.
- ETFs (Fondos cotizados): Son sencillos y ofrecen una gran diversificación. Si se mantienen a largo plazo pueden generar rendimientos significativos.
- Fondos indexados: Lo que los hace atractivos son sus bajos costos, lo que significa que el capital va directamente a la compra de activos. Además, siguen el comportamiento de un índice bursátil, por lo que son una óptima opción si se tienen metas a largo plazo.
Invertir en diferentes instrumentos financieros, como fondos de inversión, bonos o acciones, puede generar rendimientos mucho mayores que el ahorro tradicional en una cuenta bancaria. Mientras que las cuentas de ahorro ofrecen tasas de interés bajas, las inversiones, especialmente a largo plazo, pueden superar la inflación y producir ganancias. Al invertir el dinero destinado a la educación, en lugar de dejarlo en una cuenta de ahorros, se aumenta la probabilidad de que el capital crezca lo suficiente como para cubrir los costos educativos.
Por todo lo anterior, la educación no es solo un gasto, sino una inversión que trae beneficios tanto tangibles como intangibles. Si se combina un buen ahorro con una estrategia de inversión adecuada, se pueden alcanzar las metas educativas y asegurar un futuro más sólido.