Las inversiones ESG (Ambientales, Sociales y de Gobierno corporativo, en español) son aquellas donde los inversionistas buscan no sólo tener buenos retornos a largo plazo sino también generar un impacto positivo en el medioambiente y en la sociedad, con prácticas que van desde una mayor inclusión de mujeres en la fuerza laboral hasta la disminución de emisiones de CO2.
Para las empresas, los beneficios de las inversiones ESG incluyen:
- Una mejor gestión del riesgo por medio del análisis de todo aquello que podría influir en su desempeño.
- Una mayor capacidad de aprovechamiento e identificación de oportunidades de innovación.
- La mejoría de su reputación a través de una relación más sólida con todas las partes interesadas.
- El cumplimiento del marco regulatorio, lo que previene riesgos de litigio.
- La atracción de más inversionistas, tanto de aquellos que buscan retornos de largo plazo como los que priorizan aspectos ESG o que buscan una combinación de ambos.
En resumen, las inversiones ESG generan rendimientos sostenibles a largo plazo al tiempo que promueven prácticas empresariales responsables y contribuyen a un impacto positivo en el mundo.
Esta es una nueva forma de invertir que llegó para quedarse. De acuerdo con un estudio realizado por Morgan Stanley, los activos financieros con enfoques ESG alcanzaron 2.8 billones de dólares en 2022, una cifra que representa el 7% del total de activos a nivel global y un crecimiento frente al 4% que se observó en 2018.
En la siguiente gráfica, te mostramos de manera sencilla esa comparación. Del lado izquierdo te mostramos las cifras en billones de dólares y del lado derecho qué porcentaje representan.
Aprender a identificar las mejores prácticas ESG te brinda el poder como inversionista de canalizar tu capital hacia empresas que no solo generan rendimientos financieros sólidos a largo plazo, sino que también comparten tus valores y visión personal. Esta combinación de rentabilidad y responsabilidad es el camino hacia un futuro financiero más sólido y un mundo mejor.