Cómo las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China podrían remodelar los mercados globales y lo que esto significa para los inversionistas mexicanos

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A medida que Estados Unidos se prepara para una nueva fase de presión económica sobre China, las dinámicas comerciales globales se encaminan hacia otra ronda de cambios drásticos. La tensión central se encuentra entre una renovada administración Trump, ansiosa por imponer aranceles elevados—posiblemente de hasta un 60%—sobre las importaciones chinas, y un gobierno chino más resuelto, que ahora traza “líneas rojas” para las negociaciones mientras ajusta silenciosamente sus políticas comerciales. Para los inversionistas mexicanos, comprender esta evolución en las relaciones entre EE. UU. y China es fundamental. Aunque el conflicto podría generar oportunidades a largo plazo, también plantea riesgos complejos que requieren una navegación cuidadosa.

Un nuevo capítulo en una historia continua

La posibilidad de nuevos aranceles estadounidenses sobre China no es un desarrollo repentino. Durante la primera administración de Trump (2017-2021) y continuada bajo la presidencia de Biden (2021-2025), Washington intentó contener el ascenso económico de China a través de medidas como aranceles, controles a la exportación de tecnologías avanzadas y restricciones a las inversiones estadounidenses en el sector tecnológico chino. En ese periodo, China respondió con sus propios aranceles y políticas, pero a menudo se vio en desventaja debido a su mayor dependencia del mercado estadounidense, en comparación con la menor dependencia de Estados Unidos en las importaciones chinas.

El artículo original de The Economist, “How China will strike back at Trump” (1 de diciembre de 2024), destaca las nuevas estrategias de China. El presidente Xi Jinping trazó “líneas rojas” firmes: temas como el gobierno del Partido Comunista y las reclamaciones de soberanía sobre Taiwán no serán fichas de negociación. Además, China está recalibrando las devoluciones de impuestos a la exportación sobre productos como aluminio, cobre, baterías y componentes fotovoltaicos. Al reducir estas devoluciones, China reconoce de forma sutil las acusaciones estadounidenses de dumping y precios injustos, buscando mitigar las quejas sobre ventajas artificiales.

Al mismo tiempo, China está diversificando silenciosamente a sus socios comerciales e incentivando sus exportaciones mediante nuevos centros de facilitación de comercio electrónico, una expansión del crédito a la exportación y del seguro comercial, así como el fomento de lazos comerciales con el sudeste asiático, Asia Central y más allá. Según Oxford Economics, aranceles moderados de EE. UU. del 10-20% tendrían un impacto relativamente modesto en el crecimiento del PIB chino. Sin embargo, un aumento arancelario completo del 60% sería devastador, reduciendo las exportaciones chinas hasta en un 6.5% y golpeando severamente su impulso económico. Para los inversionistas globales, esto significa que estamos en un punto clave en el que la respuesta estratégica de China podría alterar significativamente las cadenas de suministro mundiales.

¿Qué significa esto para los inversionistas mexicanos?

México está entrelazado geográfica y económicamente con Estados Unidos, su mayor socio comercial. Las tensiones entre EE. UU. y China crean tanto perturbaciones como oportunidades. En los últimos años ha aumentado el interés por el “nearshoring”: el proceso mediante el cual las empresas estadounidenses reubican la producción desde mercados lejanos, como China, hacia regiones más cercanas y estables, como México. Si EE. UU. implementa aranceles elevados contra las importaciones chinas, las empresas estadounidenses podrían acelerar sus planes para trasladar parte de su producción a México, beneficiando a proveedores locales, prestadores de servicios logísticos y desarrolladores de inmuebles industriales.

Desde la perspectiva del inversionista, se deben considerar los siguientes puntos:

  1. Reorganización de las cadenas de suministro:
    A medida que aumenten los aranceles estadounidenses a productos chinos, las empresas de EE. UU. tendrán más incentivos para reubicar o diversificar sus cadenas de suministro. La cercanía de México, el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) y un entorno empresarial relativamente estable hacen que México sea una alternativa atractiva. Los inversionistas deben observar oportunidades en la manufactura mexicana—especialmente en electrónica, autopartes y maquinaria industrial—así como en proyectos de infraestructura que apoyen el aumento en los flujos comerciales, incluyendo centros logísticos, puertos y conexiones ferroviarias.
  2. Cambios sectoriales y desacoplamiento tecnológico:
    EE. UU. también apunta a limitar el acceso de China a tecnología avanzada, particularmente semiconductores, IA y computación cuántica. Esto podría crear nichos de oportunidad para que México se posicione como un centro regional para procesos manufactureros más sencillos, que ya no resulten rentables en China. Si bien México no está aún preparado para producir semiconductores de vanguardia, podría atraer operaciones de ensamble y empaque, aprovechando las mayores restricciones de EE. UU. a las importaciones tecnológicas avanzadas de China.

Según la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA), la cadena de suministro global de semiconductores está altamente concentrada, siendo vulnerable a tensiones geopolíticas. El desacoplamiento de estas cadenas podría llevar a un enfoque manufacturero más regional, y la ubicación geográfica de México, cercana a EE. UU., la coloca en una posición ventajosa para absorber algunos de estos procesos.

  1. Gestión de riesgos y diversificación:
    La represalia china a los aranceles de EE. UU. podría incluir restricciones a la exportación de minerales y componentes críticos, como ocurrió con el galio y el germanio, esenciales para equipos de alta tecnología. Si Pekín va más lejos, podría detener las exportaciones de precursores farmacéuticos clave o elementos de tierras raras, presionando a las empresas estadounidenses a encontrar rápidamente proveedores alternativos.

Este escenario beneficia a países capaces de ofrecer alternativas de suministro estables. México, rico en recursos naturales y un actor central en el ecosistema manufacturero de Norteamérica, podría atraer empresas que buscan evitar cuellos de botella geopolíticos. Los inversionistas en empresas mexicanas de recursos, materiales industriales o incluso en infraestructura podrían posicionarse favorablemente en la medida en que las cadenas de suministro se reconfiguren.

  1. Notas de precaución:
    A pesar de estas oportunidades potenciales, los inversionistas mexicanos deben reconocer los riesgos. La economía global muestra señales de debilidad: altas tasas de interés a nivel mundial, presiones inflacionarias persistentes y un sentimiento del consumidor deslucido en China podrían tener efectos secundarios. Si el conflicto entre EE. UU. y China se intensifica, los mercados financieros globales podrían volverse volátiles, las monedas fluctuarían bruscamente y podría aumentar la presión regulatoria.

Si China opta por devaluar su moneda para mantener su competitividad exportadora, esto podría generar turbulencias en el mercado cambiario, afectando indirectamente al peso mexicano. Además, las sanciones estadounidenses contra bancos chinos afectarían la liquidez del dólar a nivel mundial y potencialmente la estabilidad financiera internacional. México debe mantenerse atento, aplicando políticas monetarias y fiscales prudentes para navegar estos tiempos inciertos.

Posicionándose para el futuro

Los inversionistas mexicanos deben observar cuidadosamente las señales políticas tanto de Washington como de Pekín. Las nuevas nominaciones en la administración estadounidense—como Howard Lutnick en Comercio y Marco Rubio en Estado—indican una postura más firme frente a China, posiblemente resultando en un uso más extendido de sanciones y controles de inversión. Mientras tanto, el enfoque medido pero firme de Pekín sugiere que busca capear el temporal impulsando el consumo interno y mejorando sus capacidades manufactureras.

Un enfoque equilibrado para los inversionistas mexicanos incluiría:

  • Diversificar las inversiones: Distribuir el riesgo entre múltiples sectores—tecnología, manufactura industrial, recursos naturales y bienes de consumo—en lugar de concentrarse en un solo ámbito. La diversificación puede ayudar a amortiguar las sorpresas geopolíticas y las recesiones sectoriales.
  • Monitorear los cambios en las políticas: Mantenerse informado sobre las restricciones comerciales y de inversión de EE. UU. a China, así como las contramedidas chinas. Un conocimiento oportuno puede ayudar a ajustar las carteras de forma proactiva.
  • Invertir en infraestructura: A medida que el nearshoring gana impulso, considerar inversiones a largo plazo en sectores que respalden el aumento del comercio transfronterizo, como logística, parques industriales y redes de transporte.
  • Vigilar la volatilidad financiera y cambiaria: Estar preparado para movimientos bruscos en los tipos de cambio y las tasas de interés. Estrategias como la cobertura cambiaria o mantener una parte del portafolio en activos o monedas estables pueden mitigar algunos riesgos.

Conclusión: Aprovechando las oportunidades mientras se gestionan los riesgos

Las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China representan una reconfiguración significativa del orden económico global. Aunque sin duda trae desafíos, la reorganización de las cadenas de suministro y la necesidad de socios comerciales confiables también presentan oportunidades sin precedentes para México. Al monitorear de cerca los acontecimientos y realizar inversiones estratégicas, los inversionistas mexicanos podrían beneficiarse del panorama comercial emergente.

Dicho esto, ninguna estrategia de inversión es infalible. La complejidad de la geopolítica, las leyes comerciales y las cambiantes cadenas de suministro significa que incluso el inversionista más experimentado puede encontrarse con sorpresas. La diversificación—tanto geográfica como sectorial—sigue siendo una de las herramientas más efectivas para mitigar el riesgo. Además, dada la velocidad con la que evolucionan las dinámicas geopolíticas y las condiciones de mercado, contar con la orientación de un asesor financiero profesional puede ayudar a diseñar una estrategia alineada con la tolerancia al riesgo individual y los objetivos financieros a largo plazo.

[1]  “How China will strike back at Trump.” The Economist, 1 de diciembre de 2024.

[2]  Oxford Economics: Investigación sobre escenarios arancelarios entre EE. UU. y China. https://www.oxfordeconomics.com/

[3]  Semiconductor Industry Association (SIA): Informes sobre cadenas de suministro globales de semiconductores. https://www.semiconductors.org/

[4]  Texto del T-MEC. Oficina del Representante Comercial de EE. UU. https://ustr.gov/trade-agreements/free-trade-agreements/united-states-mexico-canada-agreement

[5]  “The US-China Tech War: Why Deep Tech Matters.” Harvard Business Review, mayo 2023.

[6]  “Global Trade in Turbulent Times.” World Bank Group, Trade Watch, 2023. https://www.worldbank.org

[7]  “Nearshoring to Mexico Gains Momentum.” Financial Times, octubre 2023.

Autor

Julio Cacho

Autor

Julio Cacho

Miembro de la Facultad de Economía en Rice University, especialista en inversiones cuantitativas y gestión de riesgos con más de 20 años de experiencia. Ha publicado diversos artículos en revistas académicas. Actuario y Economista (ITAM) con Doctorado en Economía y Finanzas por Princeton University.