
El peligro de invertir mirando por el espejo retrovisor
Invertir es fundamentalmente una actividad orientada al futuro. Como inversionistas racionales, nuestro objetivo es asignar recursos hoy con la expectativa de obtener beneficios mañana. Sin embargo, muchos inversionistas, tanto institucionales como individuales, caen en la trampa de utilizar excesivamente las tendencias recientes del mercado para pronosticar su desempeño futuro. Esta práctica, conocida como “invertir mirando por el espejo retrovisor”, puede provocar errores costosos, especialmente cuando las condiciones del mercado cambian inesperadamente.
Desde un punto de vista económico, los precios de las acciones reflejan el valor presente de las ganancias futuras esperadas, como dividendos y utilidades, descontadas a una tasa apropiada según el riesgo y el costo de oportunidad del inversionista. En teoría, este enfoque de flujos descontados debería proporcionar una base sólida para determinar el valor real de cualquier inversión. No obstante, en la práctica, pronosticar los flujos de efectivo a largo plazo y las utilidades resulta complejo. Por lo tanto, los inversionistas suelen recurrir a métricas más simples, como la razón precio-utilidad (P/U), como indicador indirecto de los rendimientos futuros. Estudios empíricos han demostrado que una razón P/U elevada—indicativa de valuaciones altas—generalmente se asocia con menores rendimientos futuros, y viceversa.
A pesar de la utilidad comprobada de estas métricas prospectivas, muchos participantes del mercado siguen basando sus expectativas casi exclusivamente en el desempeño pasado. Durante mercados alcistas prolongados, como el que se observó en Estados Unidos durante la década de 2010, los inversionistas disfrutaron de altos rendimientos aun cuando las valuaciones estaban muy por encima de las normas históricas. Este fenómeno llevó a muchos inversionistas a asumir erróneamente que el rendimiento reciente sería indicativo del desempeño futuro, generando así expectativas poco realistas que pueden resultar en pérdidas cuando la realidad inevitablemente difiere de la tendencia extrapolada.
Esta tendencia a extrapolar el rendimiento pasado no es exclusiva de los inversionistas amateurs. Incluso los analistas bursátiles profesionales, incentivados para realizar pronósticos precisos sobre las utilidades futuras, a menudo recurren a la extrapolación lineal a partir de resultados recientes. Paradójicamente, los datos empíricos demuestran que el crecimiento pasado de las utilidades suele tener una correlación negativa con el crecimiento futuro, lo que subraya la falacia inherente a este enfoque retrospectivo.
Asimismo, los participantes en mercados de derivados financieros, como contratos de opciones, con frecuencia evalúan incorrectamente la volatilidad futura porque basan sus expectativas en la volatilidad histórica en lugar de evaluar objetivamente los riesgos actuales. Este sesgo genera de forma recurrente una subestimación de la volatilidad, especialmente en mercados cambiarios, donde las condiciones económicas y geopolíticas pueden cambiar rápidamente.
El peligro principal de invertir mirando al espejo retrovisor reside precisamente en esto: las tendencias del pasado persisten únicamente hasta que dejan de hacerlo. La burbuja tecnológica de finales de los noventa y la euforia del mercado en 2021 ejemplifican claramente casos donde los inversionistas que ignoraron las valuaciones elevadas sufrieron pérdidas significativas. La historia ha demostrado repetidamente que las extrapolaciones optimistas resultan peligrosas precisamente cuando las condiciones del mercado cambian inesperadamente. Actualmente, las valuaciones en los mercados accionarios estadounidenses vuelven a encontrarse en niveles históricamente altos. Justamente en momentos como estos, cuando los precios exceden considerablemente los fundamentos económicos, los inversionistas disciplinados deben concentrarse más en las valuaciones objetivas que en el reciente impulso del mercado.
Como inversionistas, la estrategia prudente siempre debe consistir en mirar hacia adelante, no hacia atrás. Esto implica anclar nuestras expectativas en métricas objetivas—como los rendimientos implícitos actuales de las acciones (earnings yield) y los rendimientos de los bonos—en lugar de la reciente euforia del mercado. Los inversionistas que buscan rendimientos sostenibles deben reconocer que las altas valuaciones actuales implican menores rendimientos esperados a largo plazo. Esta perspectiva no es pesimista, sino realista. Las medidas objetivas de valuación son consistentemente mejores guías para la estrategia de inversión a largo plazo que el simple desempeño pasado.
En el contexto del mercado financiero mexicano, donde la participación de los inversionistas crece rápidamente y las condiciones pueden cambiar de manera abrupta debido a factores económicos nacionales e internacionales, adoptar una visión de inversión disciplinada y prospectiva resulta especialmente relevante. La comunidad inversionista en México debería internalizar estas lecciones, particularmente ante contextos económicos y geopolíticos volátiles. Adoptar una filosofía de inversión basada en disciplina, análisis de valuación y conciencia de riesgos puede ayudar a los inversionistas mexicanos a navegar mercados inciertos con mayor confianza y potencialmente mejores resultados.
En conclusión, aunque el rendimiento reciente puede parecer atractivo, los inversionistas disciplinados deben resistir la tentación de invertir mirando al espejo retrovisor. La verdadera sabiduría financiera radica en mirar objetivamente hacia adelante, considerar las valuaciones actuales y prepararse prudentemente para diversos escenarios futuros posibles. Asimismo, los inversionistas están mejor posicionados cuando diversifican ampliamente sus portafolios entre múltiples clases de activos, regiones y sectores. La diversificación ayuda a mitigar los riesgos específicos asociados con cualquier inversión individual, protegiendo así a los inversionistas ante eventuales caídas inesperadas del mercado. Finalmente, contar con la asesoría de un asesor financiero profesional puede fortalecer considerablemente la disciplina del inversionista, asegurando que sus decisiones se mantengan alineadas con principios sólidos en lugar de reacciones emocionales ante movimientos coyunturales del mercado. En tiempos inciertos, una estrategia de inversión disciplinada y prospectiva, fundamentada en valuaciones objetivas, amplia diversificación y asesoría financiera profesional, representa el camino más seguro hacia el éxito financiero sostenido.
- «Don’t invest through the rearview mirror», The Economist, 9 de julio de 2025.
- Antti Ilmanen, «Antti Is (Still) Trying to Understand Return Expectations», AQR Capital Management, 2025.
- «Forward P/E ratios vs. 10-Year Forward Returns», DayTrading.com.