Sé precavido en el corto plazo, pero confía en el largo plazo

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En tiempos turbulentos, la sabiduría de invertir con cautela se hace más evidente que nunca. La reciente volatilidad en los mercados financieros, impulsada por la incertidumbre política, ha generado preocupación entre los inversionistas y ha despertado dudas sobre sus estrategias de inversión a largo plazo. Cuando los mercados fluctúan de manera impredecible, conviene recordar algunas verdades básicas sobre la inversión. 

Primero reconozcamos algo muy simple: invertir es fundamentalmente un acto de optimismo. Cuando invertimos nuestros recursos, afirmamos implícitamente que creemos que el futuro será mejor que el presente. Invertir es una apuesta paciente por el ingenio humano, el crecimiento y la productividad. Es una afirmación de que, a pesar de contratiempos temporales, nuestras economías continuarán innovando, expandiéndose y prosperando en el largo plazo. 

Ahora bien, podrías preguntarte con razón: ¿Cómo mantenernos optimistas en un mundo lleno de titulares negativos, preocupaciones geopolíticas y mercados volátiles? 

La respuesta está en distinguir claramente entre el ruido a corto plazo y los fundamentos de largo plazo. En periodos cortos, los mercados son impredecibles por naturaleza. Eventos inesperados, como la pandemia del COVID-19 o tensiones geopolíticas repentinas, nos recuerdan que las predicciones a corto plazo no son más que conjeturas, apenas más precisas que lanzar una moneda al aire. 

Sin embargo, la historia continuamente demuestra que la trayectoria general de la productividad global y la prosperidad tiende hacia arriba. Esto no ocurre en línea recta, sino a través de ciclos inevitables de disrupción y recuperación, una dinámica que el economista Joseph Schumpeter denominó “destrucción creativa”. 

La destrucción creativa es el motor de las economías de mercado. Empresarios y empresas innovan constantemente, introduciendo nuevas ideas y tecnologías, generando nuevos empleos y oportunidades, y volviendo obsoletas prácticas más antiguas. Como lo expresan Philippe Aghion, Céline Antonin y Simon Bunel en su trabajo, El poder de la destrucción creativa, este proceso implica que “nuevas innovaciones emergen continuamente, desplazando tecnologías y empresas existentes, impulsando así el crecimiento económico”. 

Por ejemplo, consideremos la evolución de las economías globales que reporta constantemente la revista The Economist. Sus rigurosos análisis muestran una trayectoria clara de crecimiento del PIB mundial en términos reales durante los últimos dos siglos. Hoy en día, la humanidad vive vidas más largas, sanas, ricas y seguras que en cualquier otro punto de la historia. Avances en salud, educación y tecnología han mejorado nuestra calidad de vida de manera constante, un hecho que solemos pasar por alto porque estas mejoras incrementales rara vez aparecen en las noticias cotidianas. 

Como señala Matt Ridley en su influyente libro, El optimista racional, desde 1800 la esperanza de vida se ha más que duplicado, los ingresos reales se han multiplicado más de nueve veces, y la calidad de vida diaria ha mejorado dramáticamente, incluso mientras la población global ha crecido sustancialmente. The Economist también ha documentado consistentemente estas mejoras, observando avances notables desde mayor alfabetización hasta fuertes reducciones en pobreza y enfermedad. 

¿Por qué entonces caemos tan fácilmente en el pesimismo a corto plazo? 

El culpable es a menudo el “sesgo de actualidad” (recency bias), un error cognitivo que lleva a los inversionistas a centrarse en los titulares negativos más recientes, proyectándolos irracionalmente hacia el futuro. Los inversionistas, especialmente en mercados emergentes como México, deben ser cuidadosos de no permitir que las preocupaciones transitorias opaquen las tendencias positivas que duran décadas. 

En México hemos visto transformaciones económicas significativas durante las últimas décadas. Según el Banco Mundial, el nivel de vida, la educación promedio y la productividad económica han mejorado notablemente desde los años noventa. Sin embargo, desafíos a corto plazo—cambios políticos, volatilidad del peso o disputas comerciales—tienden a dominar los titulares, distrayéndonos del panorama general. 

Conclusión: Mantente diversificado y busca asesoría profesional 

Al navegar estas aguas turbulentas, tu estrategia debe mantenerse simple y disciplinada. Combinar precaución a corto plazo con un optimismo firme a largo plazo ofrece un camino práctico y probado hacia la creación de riqueza. Recuerda que invertir no consiste en apuestas ingeniosas a corto plazo, sino en participar pacientemente en el progreso continuo de la humanidad. 

Sin embargo, para aprovechar al máximo estos beneficios, debemos reconocer dos pilares esenciales para una inversión exitosa: la diversificación y el asesoramiento informado. La diversificación te permite no depender excesivamente del desempeño de una sola empresa, sector o país. Al contrario, distribuir ampliamente tus inversiones a través de diferentes clases de activos y mercados te protege de inevitables caídas, mientras aprovechas la tendencia general alcista de los mercados. 

Además, ante un panorama financiero cada vez más complejo, el rol de un asesor financiero experimentado adquiere mayor importancia. El acompañamiento profesional puede ayudarte a resistir la influencia emocional de los titulares, construir un portafolio diversificado adaptado a tu perfil de riesgo y objetivos, y mantenerte disciplinado en tiempos de incertidumbre. 

Por lo tanto, busca asesoría financiera profesional calificada. Con apoyo experto, una cartera diversificada y una perspectiva paciente a largo plazo, no solamente sobrevivirás la volatilidad del mercado, sino que prosperarás gracias a ella, asegurando así la estabilidad financiera duradera para ti y tu familia. 

  • Ridley, M. (2010). El optimista racional: cómo evoluciona la prosperidad. HarperCollins. 
  • Aghion, P., Antonin, C. y Bunel, S. (2021). El poder de la destrucción creativa: La agitación económica y la riqueza de las naciones. Belknap Press. 
  • Banco Mundial (2024). “Panorama económico de México”. worldbank.org 
  • The Economist (2024). “Global Productivity and Prosperity Trends”. economist.com 

Autor

Julio Cacho

Autor

Julio Cacho

Miembro de la Facultad de Economía en Rice University, especialista en inversiones cuantitativas y gestión de riesgos con más de 20 años de experiencia. Ha publicado diversos artículos en revistas académicas. Actuario y Economista (ITAM) con Doctorado en Economía y Finanzas por Princeton University.