Por naturaleza, estamos acostumbrados a evitar los peligros que existen a nuestro alrededor. Si bien, en el pasado no existían mercados bursátiles, nuestras preocupaciones se centraban en nuestra supervivencia. Nos preocupábamos por no morir envenenados, cayendo en un precipicio, o siendo devorados por una bestia.
En la actualidad, este instinto de prevención de desastres podemos encontrarla a través de la evaluación de riesgos. Se conoce como riesgo a la manera de calcular la probabilidad de que un evento adverso suceda.
Hablando de inversiones, la evaluación de riesgos es clave para la toma de decisiones debido a que siempre que incursionemos en un nuevo proyecto, la incertidumbre será nuestra acompañante.
¿Dónde y cómo se utiliza?
La evaluación de riesgos financieros se utiliza tanto en el área de finanzas corporativas como bursátiles, en esta ocasión nos enfocaremos en las distintas clases de riesgos que podríamos encontrar al ser inversionistas en el mercado de capitales.
Riesgo de operación: Es la probabilidad de que exista un evento adverso derivado a una falla en la operación. Estos eventos pudieran suceder debido a fallas tecnológicas o fallas humanas relacionadas con la operación bursátil. Para disminuir este riesgo, debemos ser muy estructurados en nuestros procesos y ser profesionales en nuestra actividad, así mismo, si delegamos la tarea de inversión, debemos buscar una casa de bolsa que tenga antigüedad y seriedad.
Riesgo de liquidez: Es la probabilidad de que no puedas convertir en efectivo tus acciones, debido a que no presenta mucha bursatilidad y por ende no existe alguien que esté dispuesto a comprártelas justo en el momento en el que lo necesitas. Para disminuir este riesgo, antes de comprar una acción debemos de analizar su grado de bursatilidad para estar conscientes de su grado de liquidez, así en el futuro no tendremos problemas en convertir en efectivo nuestras acciones cuando lo necesitamos.
Riesgo de mercado: Es la probabilidad de que el mercado ocasione variaciones a la baja en el precio de una acción. Entre más grande sean las variaciones diarias de una acción, se podría decir que se está incurriendo a un mayor riesgo de mercado.
Ejemplo
En la siguiente tabla podemos observar el desempeño accionario de dos acciones durante 15 días. La acción “A” tiene un movimiento discreto generando cambios porcentuales diarios entre -1% y 2%. La acción “B” tiene un movimiento más drástico, mostrando cambios porcentuales que oscilan entre -6% y 6%.
Al calcular la desviación estándar, podemos concluir que la Acción “B” es más riesgosa con una desviación de 3.58% vs una desviación de 1.03% de la acción “A”. Por lo tanto, si quisiéramos buscar una opción con menos riesgo, deberíamos elegir la acción “A”.
Aprende más en:
Para conocer más sobre cómo funciona el riesgo y porqué se utiliza en una estrategia de inversión, te recomendamos el siguiente artículo: Diversificación: Controla tu riesgo al invertir