Menos “riesgo”, más “miedo”: un marco práctico para inversionistas mexicanos

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Cuando los precios están eufóricos y los diferenciales de crédito lucen demasiado tranquilos, la pregunta sensata no es “¿cuánto riesgo tomo?”, sino “¿a qué le tengo miedo?”

Las bolsas en Estados Unidos y Europa han coqueteado con máximos históricos, los diferenciales de bonos corporativos se han estrechado y, en paralelo, proliferan manías especulativas desde cripto hasta activos “coleccionables”. Una lectura reciente plantea que quizá hemos estado mirando el ángulo equivocado: no es la varianza (el “riesgo” clásico) lo que mejor explica los rendimientos, sino dos miedos: el miedo a perder (fear of loss, FOL) y el miedo a quedarse fuera (fear of missing out, FOMO).

1) Qué dice la nueva evidencia (en cristiano)

La teoría de portafolio estándar modela los retornos como una campana simétrica; allí la varianza captura el riesgo y el inversionista detesta por igual desviaciones “hacia arriba” y “hacia abajo”. El problema es que los retornos reales no se comportan como campana: hay colas gruesas y asimetrías. En la práctica, nos duele el lado negativo y rara vez nos quejamos de una sorpresa positiva.

La propuesta reciente reformula el precio de los activos como un equilibrio entre FOL (el costo psicológico y económico de las pérdidas, aproximado por semivarianza) y FOMO (la atracción por resultados con sesgo positivo o “colas de ganadores”, capturada por la asimetría). Esta visión conecta con dos literaturas robustas: (i) la evidencia conductual sobre aversión a las pérdidas, que muestra que una caída duele más que la satisfacción por una ganancia equivalente, y (ii) los modelos que incorporan asimetría (skewness) como factor en la formación de precios. En términos simples: tememos caer y nos pica la curiosidad por la lotería.

2) Un baño de historia: 230 años de retornos no sostienen un “premio por riesgo” estable

El nuevo archivo histórico de acciones y bonos en EE. UU. (desde la década de 1790) sugiere que la relación lineal “más riesgo, más retorno” es, cuando menos, inconstante. Por ejemplo, quien invirtió en acciones estadounidenses en 1804 tuvo que esperar 97 años para superar el rendimiento acumulado de los bonos del gobierno; y hacia 1933 las acciones volvían a ir detrás. Además, cerca del 70% del premio acumulado de la renta variable hasta 2023 provino de un periodo excepcional: 1950–1999. Es decir, la gran ventaja accionaria fue sobre todo un fenómeno de medio siglo, no una ley universal.

Mirando fuera de EE. UU., los anuarios históricos muestran que, desde 1900, la dispersión por países es enorme y muchos mercados no replican la gesta estadounidense. Para un inversor mexicano, el mensaje no es “huir de acciones”, sino humildad: la superioridad accionaria es real en horizontes largos, pero no siempre ni en todo país.

3) ¿Qué implica FOL/FOMO para su portafolio (hecho en México)?

a) Defina sus miedos antes de definir su mezcla.

  • FOL (downside): piense en su capacidad y voluntad de tolerar caídas prolongadas. Para un ahorrador en México, el “colchón” puede venir de caja, CETES, bonos M y bonos indexados a la inflación (Udibonos). El objetivo no es ganar mucho ahí, sino evitar ventas forzadas cuando el mercado castiga.
  • FOMO (upside/colas): reserve un espacio acotado (p. ej., 5–10%) para apuestas con sesgo positivo (innovación, small caps, ciertas temáticas). Es su válvula para no perseguir modas con todo el portafolio.

b) Amplíe el universo.
La evidencia global respalda la diversificación internacional: reduce la dependencia del ciclo local, del tipo de cambio y de la concentración sectorial del S&P/BMV IPC. Para capturar “colas” sin apostar la casa, prefiera vehículos líquidos y diversificados (ETFs globales; exposición a calidad o a momentum con reglas claras).

c) Reglas simples, incentivos correctos.
La disciplina vence al impulso. Establezca umbrales de rebalanceo (p. ej., ±20% de la asignación objetivo por clase), límites de pérdida a nivel de posición y políticas de costos y fiscalidad (comisiones bajas, diferimiento cuando sea posible). En el largo plazo, comisiones e impuestos son el enemigo silencioso de su FOL.

4) Cómo medir “miedo” sin perderse en fórmulas

  • Semivarianza / downside deviation: mida la desviación estándar solo de los retornos por debajo de su umbral (cero o su tasa objetivo). Es una cifra que dialoga con su plan de vida mejor que la volatilidad total.
  • Asimetría (skewness): cuantifica si la distribución tiene “cola” a la derecha (más probabilidad de grandes ganadores). Hay evidencia de que los inversionistas pagan de más por “acciones tipo lotería” y que la coskewness ayuda a explicar retornos. Úsela para dimensionar su canasta FOMO, no para justificar apuestas desproporcionadas.
  • Duración de las caídas acumuladas (drawdowns): más allá del tamaño de la caída, mida cuánto tarda en volver a máximos; es un termómetro de FOL muy tangible para familias e instituciones.

5) Objeciones legítimas (y por qué no invalidan el enfoque)

“Los mercados ya descuentan todo; no hay almuerzos gratis.”
De acuerdo: en promedio, es difícil batir a un índice amplio tras costos. Pero incluso dentro de ese marco, qué riesgos asume y cómo los empaqueta afecta su experiencia (trayectoria, caídas, permanencia). La gestión de FOL/FOMO no busca “magia”, busca compatibilidad entre portafolio y psicología del dueño.

“¿Y las teorías clásicas? ¿No basta con factores y varianza?”
El cruce empírico de los últimos años alertó sobre p‑hacking y data‑mining en la “zoología de factores”. Eso no invalida toda la literatura, pero sí pide parsimonia y pruebas fuera de muestra. En ese espíritu, FOL/FOMO ofrece interpretabilidad económica y dialoga con la conducta real.

“¿Y los desastres raros?”
Otra línea influyente sugiere que los grandes premios a las acciones reflejan el precio de catástrofes poco frecuentes (guerras, depresiones). Es compatible con FOL: el miedo de perder mucho y rápido justifica primas altas a veces… y largas rachas en que los bonos ganan. Para un mexicano, recuerde que inflación y devaluaciones también son “desastres” para el ahorro en moneda local.

6) Guía operativa para 2025 en adelante

Escriba su Mandato FOL/FOMO

  • Coloque por escrito su tolerancia a caídas máximas y tiempos de recuperación aceptables.
  • Defina el tamaño y las reglas de su canasta FOMO (porcentaje fijo, rebalanceo anual; salida si excede X% del portafolio).

Base de liquidez y real

  • Fondo de emergencia en tesorería/CETES y una escalera de bonos M/Udibonos para gastos previsibles. Este bloque no compite por retorno; protege decisiones en el peor momento (FOL).

Acciones: amplio, global y de calidad

  • Núcleo con índices globales (EE. UU., desarrollados y emergentes). Para México, evite la sobresaturación en el IPC por familiaridad.
  • Tilts moderados a calidad y rentabilidad si desea reducir el FOL operativo (empresas con márgenes y balances sólidos).

FOMO con cinturón de seguridad

  • Límite del 5–10% del portafolio total para sesgos de asimetría: small caps globales, innovación diversificada, momentum sistemático. Si vuela, rebalancee; si cae, limite pérdidas. La evidencia sugiere que muchos pagan caro por “loterías” individuales. Hágalo con canastas y reglas.

Gobernanza e incentivos

  • Registre por qué compra y en qué condiciones vende.
  • Estructure comisiones y fiscalidad a favor de la paciencia: vehículos de bajo costo; minimice rotación.

Monitoreo con tres métricas

  • Semivarianza (12–36 meses), duración de drawdowns y asimetría del portafolio. Esto aterriza la conversación de “riesgo” en términos que sí importan a su familia/comité (y evita la trampa de optimizar volatilidad contra su propio sueño).

7) Conclusión

La historia no nos promete una renta fija por tomar “más riesgo”. Sí nos enseña que los mercados premian, a intervalos irregulares, a quien sobrevive a las pérdidas y evita perseguir modas con todo su capital. En español claro: gestione el miedo antes que el Excel. Si su portafolio respeta sus límites de FOL y sacia su FOMO con una ración controlada, será más fácil hacer lo único que la evidencia insiste en premiar: permanecer invertido.

Además, los inversionistas suelen estar mejor cuando diversifican. Diversificar por clase de activo (efectivo/CETES, bonos M y Udibonos, bonos globales, acciones locales y globales), por moneda (MXN y USD), por sectores y estilos (calidad, rentabilidad, tamaño) y por geografías reduce la dependencia de un solo escenario y acota la severidad de las caídas acumuladas. La diversificación no elimina pérdidas; las vuelve más tolerables, que es exactamente lo que FOL le pide a su portafolio. En un mundo dominado por FOL y FOMO, diversificar es el antídoto práctico y el compañero de viaje de la paciencia.

Finalmente, traducir estos principios a una política operativa exige oficio y disciplina. Un asesor financiero profesional puede: (i) convertir FOL/FOMO en umbrales cuantitativos (caída máxima, tiempos de recuperación, tamaño de la “canasta FOMO”); (ii) diseñar la arquitectura fiscal y de costos adecuada; (iii) seleccionar vehículos eficientes y reglas de rebalanceo; y (iv) servir como ancla conductual cuando la aversión a la pérdida o la euforia amenacen con desviar el plan. Si aún no cuenta con uno, entrevístelos, revise su modelo de incentivos y acuerde un mandato claro. La combinación de diversificación amplia, costos bajos, rebalanceo periódico y asesoría profesional aumenta la probabilidad de que usted se quede con la parte que importa de los rendimientos.

  • The Economist. “Want better returns? Forget risk. Focus on fear.” 6 de agosto de 2025.
  • Arnott, R. D., y E. F. McQuarrie (2025). “Fear, Not Risk, Explains Asset Pricing.” SSRN Working Paper.
  • McQuarrie, E. F. (serie histórica). Base de datos de retornos de acciones y bonos de EE. UU. (1793–2019) y notas técnicas.
  • Dimson, E., P. Marsh y M. Staunton (2025). Global Investment Returns Yearbook (Summary Edition). UBS/CS.
  • Kahneman, D., y A. Tversky (1979). “Prospect Theory: An Analysis of Decision under Risk.” Econometrica.
  • Harvey, C. R., y A. Siddique (2000). “Conditional Skewness in Asset Pricing Tests.” Journal of Finance.
  • Kumar, A. (2009). “Who Gambles in the Stock Market?” Journal of Finance.
  • Harvey, C. R., Y. Liu y H. Zhu (2016). “… and the Cross‑Section of Expected Returns.” Review of Financial Studies.
  • Barro, R. J. (2006). “Rare Disasters and Asset Markets in the Twentieth Century.” Quarterly Journal of Economics.

Autor

Julio Cacho

Autor

Julio Cacho

Miembro de la Facultad de Economía en Rice University, especialista en inversiones cuantitativas y gestión de riesgos con más de 20 años de experiencia. Ha publicado diversos artículos en revistas académicas. Actuario y Economista (ITAM) con Doctorado en Economía y Finanzas por Princeton University.