El mundo de las inversiones, como hoy lo conocemos, tiene un alto grado de tecnologías disruptivas. Estos avances nos han llevado de lo cotidiano a lo innovador y, en el horizonte, hay cambios radicales.
Las tecnologías disruptivas están presentes desde las bolsas de valores electrónicas, algoritmos, operaciones en alta frecuencia y el uso de terminales, para revisar precios, noticias y ejecutar operaciones de mercado. Lo anterior se complementa con los teléfonos inteligentes, tan potentes como una computadora, en la palma de nuestra mano.
Esto es apenas el inicio de la modernización del sistema financiero, que será guiada por la nube, inteligencia artificial y cadena de bloques. Tan solo de este último rubro, la consultora Gartner pronostica que el valor comercial, generado por la cadena de bloques (mejor conocido como blockchain) crecerá de 176,000 millones de dólares a 3.1 billones de dólares, entre 2025 y 2030.
Las innovaciones han permitido que sea más sencillo operar en los mercados y tener acceso a la información, sin embargo, por sí solo, esto no resuelve necesidades de asesoría de las personas como: trazar objetivos, buscar cómo cumplirlos y aspirar a mejorar la calidad de vida, en distintas facetas.
El talento humano, presente en asesores financieros, será clave para adoptar las nuevas tecnologías y entender la información que nos rodea.
Talento, motor de las tecnologías disruptivas
El talento humano se necesitará para algo más que la creación de software o hardware. Los cambios del entorno serán guiados por las tecnologías disruptivas, en manos de los asesores financieros.
Además de ampliar panoramas, ayudar a comprender el entorno y generar rendimiento en una cartera, los nuevos asesores buscan construir estrategias de corto, mediano y largo plazo, trazar el camino hacia las metas y mantener las emociones bajo control.
Entre los distintos sesgos del comportamiento humano, que afectan nuestras inversiones, destacan: la influencia de acontecimientos dramáticos -como una gran crisis-, seguir a las multitudes, aversión al riesgo y sobrevalorar las recompensas inmediatas.
La asesoría es la nueva visión para alcanzar el bienestar financiero. Además de planear objetivos, minimizar sesgos y controlar las emociones, ayuda a garantizar una verdadera diversificación en la cartera del cliente y en personalizar las soluciones.
De acuerdo con un estudio de la agencia de investigación IOOF, aquellas personas que reciben asesoría continua sobre planificación financiera, experimentan: 13% más felicidad personal, 21% más tranquilidad y 19% menos probabilidades de tener discusiones con sus seres queridos.
Sin duda, la tecnología ha transformado al mundo como lo conocemos, ha mejorado la calidad de vida y, en gran medida, la ha hecho más eficaz y eficiente.
Ahora, la unión de tecnologías disruptivas y el talento del asesor financiero, serán cruciales para la nueva realidad donde, más del 60% de los clientes que considera el uso de asesoramiento totalmente automatizado, ve vital también acceder a la asesoría humana, de acuerdo con un estudio de la consultora Oliver Wyman.
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