
Commodities e inversión global: alternativas para diversificar
En el ámbito de las inversiones, la diversificación es una estrategia fundamental para mitigar riesgos y maximizar rendimientos. Tradicionalmente, inversionistas han recurrido a activos como acciones, bonos e inmuebles para diversificar sus carteras. Sin embargo, en las últimas décadas, otros instrumentos financieros y bienes también han ganado algo de popularidad.
Específicamente, una opción que ha surgido como alternativa interesante a evaluar es el sector de commodities. Como muchos saben, este concepto se refiere a materias primas (por ejemplo, oro, petróleo, gas natural, agua, etc.) que, a través de diferentes herramientas del mercado, pueden ser un vehículo para diversificar un portafolio de inversión.
Aunque es cierto que instrumentos tradicionales, como las mismas acciones, han sido más resilientes y redituables a lo largo del tiempo, existen momentos en los que ciertos activos de la categoría de commodities, por diversas dinámicas y condiciones en el mercado bursátil, se posicionan como un activo atractivo para inversionistas.
Prueba de esto, por ejemplo, es el desempeño del oro en el primer trimestre de este año, periodo en el que ha alcanzado su máxima valoración histórica llegando a una valuación de más de 3 mil dólares por onza[1].
Sin embargo, es importante señalar que estos bienes no están completamente libres de riesgos. Como cualquier activo en el mercado, los commodities también implican una serie de factores que se necesitan considerar para decidir si es el momento correcto para invertir en ellos. Desde aspectos climáticos hasta inestabilidad política y la misma dinámica de oferta y demanda sobre una materia prima juegan un rol fundamental para determinar su valor en el mercado.
Este tipo de inversiones representan una alternativa viable y atractiva para diversificar carteras, especialmente para clientes de alto patrimonio que buscan activos con baja correlación con los mercados financieros tradicionales.
En el mismo sentido, otro aspecto a considerar cuando hablamos de diversificación es el de optar por una perspectiva internacional en nuestro portafolio. La integración de activos internacionales – ya sea en forma de acciones de emisoras de diferentes regiones geográficas y/o bonos gubernamentales de diferentes países – es clave para poder mitigar lo que podrían ser perturbaciones específicas a mercados locales, algo especialmente relevante en el contexto actual de América del Norte, por ejemplo.
Con esto en mente, es clave que como asesor financiero logres transmitir a tus clientes que siempre es recomendable mantener una visión que trascienda las fronteras de su país o región al momento de invertir. Esto no es solo una gran manera de diversificar, sino que también puede llevar a oportunidades interesantes a las que normalmente no se tendría acceso manteniendo solo una visión local o regional.
En conclusión, siempre es recomendable presentar distintas opciones de inversión. Brindar una visión más amplia de las oportunidades que ofrece el mercado no solo enriquece la toma de decisiones, sino que también refleja el conocimiento y la experiencia con la que se cuenta.
En un mundo incierto, la diversificación no es solo una estrategia: es una necesidad. “No poner todos los huevos en la misma canasta” dejó de ser un dicho: hoy es una regla de resiliencia financiera. Creo que hoy esto es más cierto que nunca.