El futuro de la asesoría financiera en México
En los últimos años, la asesoría financiera en México ha cobrado mayor relevancia. Desde GBM Advisors, hemos llevado a cabo estudios, mediciones y foros dedicados a comprender mejor el estado actual de esta industria y las diversas formas en que podemos impulsar la profesión, la cual hemos identificado como una de las de mayor proyección a futuro.
Es un hecho que en México existe un importante déficit en el acceso a servicios de asesoría financiera. Actualmente, hay apenas 7,500 asesores certificados en todo el país, una cifra que se explica considerando que menos del 5% de los mexicanos participa activamente en inversiones. Con miras al futuro, hemos comentado que, tomando países de referencia como Brasil, es viable que en algunos años lleguemos a contar con por lo menos 30 mil asesores certificados operando en México.
En este contexto, algunas de las preguntas que debemos hacernos son ¿Cómo se verá en la práctica el rol del asesor financiero? ¿Cuáles serán las herramientas más utilizadas? ¿Cuál va a ser el impacto de la tecnología en la industria y cómo va a cambiar la figura del asesor ante sus clientes?
Últimamente, una de las conversaciones frecuentes sobre asesoría financiera gira en torno a la integración de la inteligencia artificial en las herramientas para inversionistas. Hay quien especula si esto podría poner en riesgo la relevancia de la figura del asesor financiero a mediano y largo plazo.
Esta visión, además de equivocada, demuestra una falta de comprensión sobre lo que realmente implica la asesoría financiera y las expectativas que los clientes tienen al contratar a un asesor. Si bien es cierto que el futuro de la asesoría está cada vez más ligado a la implementación de tecnologías que permiten decisiones más informadas y eficientes, la presencia humana adquiere aún más relevancia en este nuevo escenario.
Un elemento clave para el éxito de un asesor es su capacidad de construir una conexión humana, generando la confianza y seguridad que todo inversionista necesita, especialmente en momentos de alta volatilidad. En este sentido, un estudio de la consultora internacional Simon-Kucher revela que, a pesar de que las generaciones millennial y centennial han adoptado interacciones digitales en muchos aspectos de sus vidas, siguen siendo sorprendentemente tradicionales en cuanto a sus preferencias por la asesoría financiera, mostrando una clara inclinación por interactuar con una persona. En otras palabras, cuando se trata de poner su dinero a trabajar, la confianza entre individuos sigue siendo insustituible.
Este esquema combinado representa numerosas ventajas, principalmente en la automatización de procesos y el tiempo dedicado a labores administrativas, algo que ha sido mencionado previamente también como uno de los aspectos que más consumen el tiempo de profesionales en la industria1.
Más allá de lo anterior, el verdadero valor de este sistema integrado radica en el factor emocional que un asesor puede ofrecer a sus clientes. Los asesores más exitosos no solo tienen un profundo conocimiento del mercado, sino que también comprenden a fondo el componente humano de la inversión. Saber gestionar expectativas, entender las diversas necesidades de cada cliente y, sobre todo, brindar seguridad y confianza en momentos difíciles es lo que realmente marca la diferencia.
En conclusión, aunque es innegable que el futuro de la asesoría financiera estará profundamente influenciado por el avance tecnológico, el componente humano seguirá siendo esencial y, probablemente, aún más relevante. Las herramientas digitales podrán optimizar procesos, mejorar la precisión de las decisiones y facilitar el acceso a información en tiempo real, pero la empatía, el entendimiento de las emociones de los clientes y la capacidad de ofrecer orientación personalizada en momentos de incertidumbre son aspectos irremplazables.
Al final del día, la tecnología será un gran apoyo, pero la confianza y la conexión entre personas seguirán siendo el pilar sobre el que se construye una asesoría financiera exitosa.