La mente del cliente: el activo más importante para el asesor financiero

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Las emociones, los sesgos cognitivos y las percepciones influyen de manera determinante en cómo las personas invierten, ahorran y gastan su dinero. Al final, las finanzas no se construyen solo con números: se sostienen, también, de emociones.

La influencia del factor psicológico en la práctica del asesor financiero es fundamental, transformadora y su éxito depende, en gran medida, de la habilidad para acompañar al cliente en la gestión de esas emociones.

Este factor incide directamente en la percepción del riesgo, en la tolerancia a la pérdida y en la toma de decisiones frente a la incertidumbre. Miedo, euforia, ansiedad o exceso de confianza son emociones que pueden distorsionar el juicio del inversionista. Un asesor con inteligencia emocional y competencias en psicología financiera o coaching conductual, es capaz de identificar estos patrones, contener las reacciones impulsivas y guiar al cliente hacia decisiones más coherentes con sus objetivos a largo plazo.

Actualmente, la gestión emocional se ha convertido en un diferenciador esencial dentro de la asesoría financiera. Aquellos profesionales que logran conectar empáticamente con sus clientes, escucharlos y comprender sus motivaciones más profundas, no solo entregan una experiencia más humana, sino que construyen relaciones de confianza que perduran.

Integrar la psicología en las estrategias financieras permite adaptar los planes a la personalidad y comportamiento del cliente, fortaleciendo su compromiso y reduciendo la probabilidad de decisiones erráticas.

El asesor moderno es un psicólogo financiero que ayuda a identificar y contrarrestar sesgos comunes como la aversión a la pérdida (que lleva a vender rápido las ganancias y aferrarse a las pérdidas) o el exceso de confianza (que incita a asumir riesgos desproporcionados).

Entre las recomendaciones o técnicas para que un asesor financiero fortalezca el factor psicológico con sus clientes y los guíe de la mejor forma podemos considerar de relevancia las siguientes:

  • Identificar sesgos cognitivos: Ayudar a los clientes a reconocer patrones de pensamiento poco lógicos, como la sobreconfianza en sus decisiones o el miedo excesivo al riesgo, que pueden comprometer su éxito financiero.
  • Cambiar hábitos negativos: Muchas personas quedan atrapadas en ciclos de deuda o no logran ahorrar porque repiten los mismos patrones de comportamiento. El rol del asesor es ayudar a detectar estos ciclos, reemplazarlos por hábitos más saludables y acompañar el proceso hasta que el cambio se vuelva consistente.
  • Fortalecer la toma de decisiones: Al comprender cómo influyen las emociones en las decisiones financieras, el asesor puede guiar a sus clientes hacia elecciones más conscientes, objetivas y alineadas con sus metas.

La gestión emocional convierte al asesor financiero en algo más que un ejecutor técnico: lo transforma en un guía integral capaz de acompañar y navegar la complejidad humana del dinero. En la era de la información, en donde los datos sobran, el valor humano y psicológico es, quizá, el activo más valioso que un asesor puede ofrecer.

Autor

Eduardo Yglesias Aspe

Autor

Eduardo Yglesias Aspe

Cuenta con más de 16 años de experiencia en el sector financiero. Inició su carrera profesional en GBM como asesor en estrategia de inversión. Poco después, comenzó a liderar la primera plataforma digital de inversiones en fondos en México y, desde 2017 hasta la fecha, se ha dedicado a potenciar la asesoría financiera en inversiones a nivel nacional.