19 de septiembre
Actualizado: hoy a las 5:47 pm

The Story
Alibaba: el dragón chino del comercio digital
Alibaba fue durante muchos años sinónimo del milagro tecnológico chino. Fundado por Jack Ma en 1999, este gigante del e-commerce revolucionó el consumo digital en China, desafió el dominio de empresas como Amazon y Google, y llegó a convertirse en la empresa más valiosa de Asia. Con una visión centrada en la digitalización y el empoderamiento de pequeños comerciantes, la empresa marcó un parteaguas en la historia económica de China. Pero,en los últimos años, el entorno ha cambiado radicalmente: una ofensiva regulatoria sin precedentes, nuevos competidores agresivos y un contexto macroeconómico retador han obligado a Alibaba a reinventarse desde sus raíces.
Hoy en The Story… exploramos cómo Alibaba pasó de ser un marketplace local a un ecosistema digital global, y por qué enfrenta el reto más complejo desde su fundación, en un entorno donde adaptarse no es una opción, sino una cuestión de supervivencia.
El ADN del ecosistema Alibaba
Alibaba nació en 1999 en un modesto apartamento en Hangzhou, China, con apenas 18 empleados y una idea ambiciosa: conectar a pequeñas y medianas empresas chinas con compradores globales. Jack Ma, un exprofesor de inglés sin experiencia técnica, vio en internet una herramienta para derribar barreras geográficas y empoderar a los exportadores locales. Su primera plataforma, Alibaba.com, funcionaba como un directorio B2B y rápidamente se convirtió en un canal clave de exportación, sentando las bases del comercio digital en el país.
En 2003, con el auge de internet en los hogares chinos, llegó el gran salto: Taobao. Esta plataforma de comercio entre particulares permitió a millones de ciudadanos comenzar a vender productos en línea sin intermediarios, en un formato amigable y gratuito. Frente a la amenaza de eBay, que había entrado con fuerza al mercado chino, Alibaba contraatacó con una experiencia más localizada y confiable. El golpe final llegó con el nacimiento de Alipay en 2005, una plataforma de pagos digitales que ofrecía pagos con custodia, una solución brillante ante la baja bancarización y la desconfianza generalizada en transacciones online.
El ecosistema se fue tejiendo poco a poco. En 2008 lanzaron Tmall, una plataforma para marcas y retailers oficiales que permitió a grandes empresas ofrecer sus productos en un entorno más premium dentro del mismo universo de Taobao. En 2009, surgió Alibaba Cloud, su unidad de servicios en la nube, inicialmente para soportar el tráfico de sus propias operaciones, pero que con el tiempo se convirtió en un pilar de ingresos tecnológicos. Para 2013, Cainiao completaba la ecuación: una red logística moderna y aliada con operadores externos que permitiría escalar las entregas de paquetes a una velocidad nunca antes vista en China.
La diversificación continuó con la adquisición de Youku en 2015, el equivalente chino de YouTube; con DingTalk, su solución de productividad y comunicación empresarial; y con la formalización de Ant Group en 2014 como su brazo financiero, que abarca desde pagos hasta seguros, fondos de inversión y microcréditos. En 2016, Alibaba compró Lazada para acelerar su expansión en el Sudeste Asiático y comenzar su camino internacional.
A diferencia de Amazon, que basa gran parte de su modelo en la integración vertical y la operación directa de centros de distribución, Alibaba eligió el modelo de plataforma abierta. Su apuesta fue conectar, no controlar, facilitando que millones de emprendedores accedieran a herramientas digitales sin grandes barreras de entrada. Así, democratizó el comercio digital en China y lo convirtió en una vía clave de desarrollo económico.
Hoy, el ecosistema Alibaba es uno de los más complejos y sofisticados del mundo. Llega a más de mil millones de usuarios activos, tiene operaciones en más de 190 países y un portafolio que va del e-commerce al cloud, pasando por servicios financieros, logística, streaming y productividad empresarial.
En su mejor año fiscal, Alibaba superó los $136,000 millones de dólares en ingresos, una cifra comparable con gigantes como Amazon (que en ese mismo año facturó $637,000 millones) pero muy por encima de jugadores como eBay, que generó apenas $30,000 millones. Aunque aún lejos del tamaño de Amazon en términos de ingresos, Alibaba domina con claridad el mercado digital chino y representa un modelo único de empresa integrada y adaptada a las condiciones de su país.

Alibaba Cloud es el tercer proveedor de servicios de nube más grande del mundo, con una participación de mercado del 9%, y el líder absoluto en China, superando a Tencent y Huawei. Sus servicios de IA y ciberseguridad son claves en sectores de salud, manufactura y gobiernos locales.
El fenómeno del Singles’ Day
En 2009, Alibaba decidió aprovechar una fecha irónica —el 11 de noviembre, conocido como el Día del Soltero— para lanzar una jornada masiva de descuentos. Lo que comenzó como una campaña promocional enfocada en consumidores jóvenes se transformó en el evento de ventas más grande del mundo, eclipsando en ingresos y escala a fechas como el Black Friday y el Cyber Monday.
El evento evolucionó hasta convertirse en una celebración del consumo, con galas televisadas, conciertos, transmisiones en vivo y participación de celebridades globales. En su edición más reciente, las ventas combinadas durante el festival superaron los $84,000 millones de dólares, con millones de paquetes enviados en menos de 72 horas, y con marcas internacionales usando la plataforma como puerta de entrada al mercado chino.
Durante los picos del Singles’ Day, la red de Cainiao puede procesar más de 500 millones de paquetes en 24 horas, haciendo de su infraestructura logística una de las más sofisticadas del planeta. Esta red opera con más de 200 aeropuertos y 3 millones de repartidores activos.
La ofensiva regulatoria y la caída de Jack Ma
Todo cambió en octubre de 2020, cuando Jack Ma pronunció un polémico discurso criticando al sistema financiero chino por ser obsoleto e ineficiente. Días después, la salida a bolsa de Ant Group —valuada en más de $300,000 millones de dólares— fue suspendida por las autoridades, marcando el inicio de una serie de acciones del gobierno para frenar el poder de las Big Tech chinas y reafirmar el control estatal sobre la economía digital. Como temían muchos inversionistas; la política gubernamental, centralista y autoritaria del gobierno chino le pegó con toda su fuerza.
Las medidas incluyeron fuertes multas por supuestas prácticas monopolísticas, límites al uso de datos, restricciones a fusiones, nuevas reglas sobre algoritmos personalizados y exigencias de mayor transparencia corporativa. Alibaba, al ser uno de los actores más visibles y con mayor exposición mediática, fue el más afectado. Su valuación se desplomó más de 65% desde su pico en 2020 y Jack Ma desapareció del ojo público durante más de un año, lo que generó aún más especulación.

En menos de 18 meses, Alibaba perdió más de $500,000 millones de dólares en valor de mercado, una de las mayores caídas en la historia corporativa moderna. Fue una señal clara de que en China, el poder económico no puede superar al poder político.
Reestructuración: seis empresas, una visión
En 2023, Alibaba anunció un movimiento sin precedentes: dividir su estructura en seis unidades independientes, cada una con su propio CEO y consejo de administración. Estas incluyen su negocio de e-commerce doméstico, la nube, la logística, el comercio internacional, los servicios locales y la tecnología digital. El objetivo es claro: ganar agilidad, reducir los riesgos regulatorios, permitir que cada unidad se prepare para posibles salidas a bolsa y adaptarse a una nueva era donde la concentración de poder ya no es bien vista por el gobierno.
Esta transformación busca no solo eficiencia operativa, sino también restaurar la confianza del mercado, mostrando que Alibaba puede ser más transparente, menos monolítica y más alineada con los intereses estratégicos del país. Aunque el mercado recibió la noticia con entusiasmo, la ejecución ha sido compleja, con desafíos en gobernanza, redistribución de capital y en el liderazgo.
Con esta separación, Alibaba aspira a replicar el modelo de un holding tipo Alphabet, empresa madre de Google, donde diferentes unidades compiten, levantan capital y operan con independencia, pero bajo un paraguas estratégico común. Es una apuesta para sobrevivir en el nuevo orden regulatorio chino.
Nuevos retos, nuevos jugadores
El e-commerce en China ya no es el mismo. Empresas como Pinduoduo han capturado una enorme cuota de mercado con estrategias centradas en precios bajos, compras grupales y gamificación. Tik Tok (Douyin) se ha convertido en una potencia de live commerce, mezclando entretenimiento y ventas con una eficacia sin precedentes. JD.com mantiene su reputación por control logístico, entrega en el mismo día y eficiencia operativa, atrayendo a consumidores que priorizan confiabilidad.
En 2024, Pinduoduo superó a Alibaba en capitalización bursátil, a pesar de tener menores ingresos, gracias a su crecimiento explosivo en Estados Unidos con Temu y su modelo ultra eficiente basado en supply chain simplificada y márgenes mínimos.
Además, el consumo se ha enfriado. Tras el fin de las políticas de cero COVID, los hogares chinos se muestran más cautelosos, priorizando el ahorro y mostrando un cambio de hábitos: menos lujo, más funcionalidad. Alibaba enfrenta así no solo una transformación interna, sino un entorno donde el consumidor ha cambiado y la competencia se ha intensificado, en especial entre generaciones más jóvenes.
La nueva estrategia de Alibaba parece más realista: enfocarse en rentabilidad, fortalecer su presencia internacional, adaptarse a nuevas regulaciones y diversificar ingresos más allá del consumidor chino. Su expansión en Asia con Lazada, la búsqueda de alianzas con minoristas en Europa, la monetización de su división cloud y la inversión en inteligencia artificial aplicada a negocios y gobierno, son pasos en esa dirección.
Aún es pronto para saber si logrará recuperar su corona, pero una cosa es clara: Alibaba ya no es la misma empresa de hace cinco años. Su evolución definirá, en muchos sentidos, el futuro del internet en China y la capacidad del país para seguir compitiendo en la élite tecnológica global.