El ambiente, la infraestructura del torneo y, sobre todo, la calidad deportiva confirman una vez más por qué en Melbourne se juega uno de los majors del deporte blanco.
Los cuatro majors son los eventos cumbre del tenis profesional. Destacan por su tradición y prestigio. Entre ellos, el Australian Open, el más joven de todos, ha logrado un lugar destacado en el deporte mundial. Debido a la naturaleza de las canchas duras, el Australian Open es conocido por su estilo rápido y juego agresivo. Sin embargo, una nube de incertidumbre vuela sobre el torneo.
A pesar de contar en repetidas ocasiones con los mayores números de asistencias entre los máximos eventos del tenis profesional, el Australian Open enfrenta retos económicos significativos. Con grandes ingresos, pero ganancias marginales, el major lucha por la rentabilidad, sobre todo luego de que la pandemia de COVID-19 elevó los costos operativos y puso en duda la viabilidad financiera del torneo sin la intervención gubernamental.
Hoy en The Story analizamos si el futuro financiero del Australian Open está destinado al fracaso.
¿Qué son los Grand Slams?
Los “Cuatro Grandes”, los majors o torneos del Grand Slam, son los eventos anuales más importantes del tenis profesional. El Abierto de Australia es el primero en el calendario, pues siempre se juega en enero. De ahí sigue el Abierto de Francia, también conocido como el Roland-Garros, a finales de mayo y principios de junio; Wimbledon se juega a finales de junio hasta principios de julio; y el US Open, desde finales de agosto hasta septiembre. Cada uno tiene su propia dínamica de jugar, debido a la diferencia en canchas: duras para los abiertos de Australia y Estados Unidos, arcilla para Francia y el tradicional césped de Wimbledon.
“Grand Slam” no es el nombre de los torneos. Así se le llama al logro de ganar los cuatro eventos en un mismo año calendario. Es tan raro que solamente cinco jugadores en singles lo han logrado en sus carreras y no, ninguno es la tríada Federer/Nadal/Djokovic o Serena Williams. La última en hacerlo fue Steffi Graf en 1988.
“Grand Slam” viene de una forma específica de hacer puntos en el juego de cartas bridge. En el mundo deportivo, el concepto se utilizó por primera vez en el golf en 1930, cuando Bobby Jones ganó los cuatro torneos más importantes de esa época: el British Amateur, el British Open, el United States Open y el United States Amateur.
De los cuatro grandes torneos del tenis, el de Australia es el más “joven”. Su edición inaugural fue en 1905, mientras que Wimbledon (el más antiguo de los cuatro) se puede rastrear desde 1877. Originalmente, el Australian Open se jugó en cancha de pasto, pero a partir de 1988 se ha disputado en las canchas duras del complejo deportivo de Melbourne Park.
Pero, Estados Unidos, Francia, Inglaterra… ¿Y Australia? Parece extraño ver al país dentro de un tándem deportivo muchas veces eurocéntrico, pero el país oceánico tiene un pedigree bien ganado en el mundo del tenis. Dieciocho australianas y 36 australianos se han erigido campeones de algún major. Margaret Court, con 24 títulos, es su tenista más condecorada y la mayor ganadora en el tenis femenino profesional, mientras que en los hombres están Roy Emerson, con 12, y Rod Laver con 11 —el estadio más grande donde se lleva a cabo el AO lleva su nombre—.
El Australian Open en números
En efecto, el US Open podrá tener los estadios más grandes, Wimbledon siempre será el de mayor prestigio y Roland Garros normalmente es considerado el más demandante físicamente por el tipo de cancha. ¿Y entonces en qué compite el Abierto australiano? En 2024, Australia presumió un nuevo récord de asistencia en la historia de los majors: más de 1.02 millones personas se hicieron cita durante todo el torneo. En 2020, el Australian Open ya había roto el récord de asistencia para cualquier Grand Slam, pues registró 812,000 aficionados a lo largo del torneo. Así que sí, Australia venció el récord de… Australia.
Pero aun así, el evento ha experimentado graves problemas de rentabilidad y generación de ingresos en los últimos años. En el año fiscal del 2022, Tennis Australia reportó ingresos equivalentes a $348 millones de dólares estadounidenses, pero apenas una ganancia de $3.17 millones. Los costos de operación se inflaron por $48.3 millones más de lo planeado como consecuencia de la aparición de la variante Omicron.
Impacto económico del Australian Open
A pesar del duro golpe financiero que significó la pandemia para el torneo, con el levantamiento de las medidas sanitarias, las cosas han mejorado para el Australian Open. De hecho, la edición 2024 dejó un impacto económico de cerca de 328 millones de dólares, marcando un récord para este Grand Slam y generando un crecimiento del 300% en dos décadas.
En los últimos 10 años, el Australian Open le ha dejado más de $3,140 millones de dólares para el estado de Victoria.
Gracias a estos nuevos números, el Grand Slam australiano ya se ha convertido en el evento que mayor impacto económico genera en todo el continente, incluso por encima del Vivid Sidney, un importante festival de música, y del Gran Premio de la Fórmula 1, que en 2024 generó un impacto de 72 millones de dólares, el 22% de lo que genera el Australian Open.
La estrategia que sacó a AO de los números rojos
¿Qué ha hecho Melbourne para mantenerse a flote y superar la época de vacas flacas? La principal fuente de ingresos para Tennis Australia proviene de los derechos de transmisión, representando aproximadamente el 50% del total de sus ingresos. Televisoras en el mundo pagan cerca de $172.5 millones de dólares para transmitir el Open. La australiana Nine Entertainment tiene el contrato más grande a partir del 2024, con $58.65 millones anuales. ESPN y Eurosport tienen los contratos para transmisiones internacionales hasta el 2031, pero los datos no han sido divulgados públicamente.
El nuevo objetivo de Tennis Australia es volver más interesante la marca para patrocinadores y turistas de Asia, con la idea de alcanzar los $450 millones en ingresos anuales en los próximos cinco años y con el potencial de volverse “una empresa de mil millones de dólares en el futuro”.
ESPN es una de las recientes adquisiciones de Disney y en el tercer trimestre de 2024 dejó ingresos por $4,279 millones de dólares, lo que representa el 18.47% de los resultados de la empresa. Disney forma parte de las empresas internacionales favoritas de GBM y la puedes encontrar en tu App de GBM bajo el ticker DIS.
El camino parece estar dando resultados. Este año se une Louis Vuitton como sponsor. En 2023, Kia amplió su acuerdo como patrocinador principal hasta 2028, en un trato valorado en más de 107 millones de dólares, el mayor patrocinio deportivo en la historia de Australia.
En medio de esta estrategia, el AO tiene sus propios rivales a vencer y no propiamente dentro de la cancha. ESPN perdió 36% de audiencia promedio durante las finales masculinas y del 21% en las femeninas del Abierto en 2023. Esta tendencia complica el panorama para la estrategia de aumentar ingresos que tiene Tennis Australia, considerando que el mundo del deporte blanco se desanima cuando no compite el Big 2, conformado por Novak Djokovic y Rafa Nadal.
La falta de audiencia se puede atribuir a que la edición del 2023 fue la primera desde 1999 en la que no compitieron ni Roger Federer ni Serena Williams. En cambio, la más vista había sido justamente la de 2022, con más de 12.5 millones de espectadores en Australia.
El retiro de Rafa Nadal y la inminente salida de Nole del tenis profesional podrían implicar un declive en el número de aficionados y espectadores del tenis. Por eso, es importante que cada uno de los Grand Slams encuentren a su enfant terrible, como es el caso del US Open con Carlitos Alcaráz o Coco Gauff. Los boletos para la final del US Open 2023 alcanzaron un precio en reventa de hasta $20,000 dólares, una cifra considerablemente más alta que los $9,750 dólares que se pagaban para la final del 2022.
Premio Monetario de Novak Djokovic en la historia del AO
¿El futuro del tenis mundial está cambiando?
Además de la falta de audiencia, la tensión cada vez se vuelve más grande con el dinero deportivo que Arabia Saudita está lanzando al mundo. Ya llamó la atención con la Liga Saudí de fútbol, ya puso a la PGA a sus pies con LIV Golf y parece que su siguiente objetivo es el tenis, pues hace algunos años anunció la intención de organizar un Masters 1000 apenas una semana antes del Abierto de Australia a partir de este año. Aunque este plan no logró llevarse a cabo en este 2025, su ejecución en un futuro definitivamente tiene el potencial de “cortarle las alas” al torneo, apretando el calendario competitivo y requiriendo que los jugadores se aclimaten a las condiciones y zona horaria en un tiempo muy corto.
Resultaría irónico pensar que, en un giro de los acontecimientos, ya no sería Novak Djokovic quien se quede sin visa para entrar a Australia por falta de vacunas, sino que vaya a ser el propio Australian Open que se quede sin su “visado” de Grand Slam. Esperemos que, así como Federer volvió después de romperse el menisco izquierdo para ganar el Australian Open del 2017, el torneo encuentre su camino de regreso, más fuerte y más rentable.
Tal vez, ese camino, podría estar en la propia identidad del torneo. El Australian Open es conocido como “The Happy Slam”. Así lo bautizó Roger Federer al reconocer la cálida hospitalidad, el mega friendly ambiente y la impecable organización del evento. ¿Por qué no abrazar el sentido happy y de diversión del torneo? ¿Por qué no impulsar el espíritu de entretenimiento del AO? En Estados Unidos lo han sabido hacer y, en el caso del US Open, el Honey Deuce se ha vuelto, más que una tradición, una marca y sentido de pertenencia.
Este drink de Grey Goose, licor de frambuesa, limonada y melones en forma de pelotas de tenis, ya es todo un clásico para el Grand Slam estadounidense. Es tanto el hype que Grey Goose decidió sumarse al e-commerce y lanzó el Honey Deuce Express. Se trata de un kit que llega a tu casa con todo lo necesario para preparar el drink y props especiales para que armes una US Open Party en donde quieras.
En Australia, han impulsado el Aperol Spritz como la bebida del torneo. Activaciones de Club Aperol o Casa Aperol ya son comunes en el torneo y la marca se ha posicionado como el maridaje perfecto para hacer el match con el tenis y el verano australiano.
Lo cierto es que, si el Australian Open quiere mantenerse a flote y seguir estando en lo más alto del tenis mundial, tendrá que hacer ajustes importantes en su modelo de negocios. El US Open ya ha enseñado cómo se ve el camino al éxito. ¿Será capaz el AO de imprimirle el sello aussie a su torneo y volver a emocionar a millones en todo el mundo? Por el bien del tenis, ojalá que sí.