6 de septiembre
Actualizado: hoy a las 8:01 am

The Story
El negocio del básquetbol: NBA y su temporada más valiosa
Con millones de fanáticos en todos los continentes, jugadores que son verdaderas celebridades globales y contratos millonarios que cruzan la línea entre deporte y espectáculo, la NBA se ha convertido en un gigante económico. El 2025 no fue un año más, sino que se han alcanzado nuevas alturas.
Hoy en GBM The Story, exploramos el lado financiero del básquetbol profesional, particularmente la temporada 2024-2025, una de las más memorables de la historia reciente, y cómo la liga sigue creciendo como producto global.
Temporada 2024-2025: Más allá del marcador
La temporada 2024-2025 será recordada por algo más que estadísticas. Desde récords históricos memorables hasta movimientos inesperados, la narrativa fue impulsada tanto por el espectáculo deportivo como por el simbolismo que cada evento representó.
Uno de los momentos más icónicos fue ver a LeBron James compartir cancha con su hijo Bronny con el uniforme de Los Angeles Lakers, haciendo historia como el primer dúo padre-hijo en jugar juntos un partido oficial de la NBA. Esto no solo fue un momento emotivo, sino también una jugada maestra de marketing: las camisetas de ambos jugadores se agotaron en minutos y las transmisiones de los juegos con ambos en cancha rompieron récords de audiencia.
También se vivió el traspaso sorpresivo de Luka Dončić a Lakers, una decisión que sacudió la estructura competitiva de la liga y reforzó a una de las franquicias más valiosas del deporte. El movimiento generó un incremento inmediato en el valor del equipo y catapultó las ventas de mercancía de Dončić.
Según reportes, el fichaje sorpresivo de Luka Dončić a los Lakers implicó que el jugador perdiera la oportunidad de tener un contrato valorado en $345 millones de dólares en los Dallas Mavericks, recibiendo con su nuevo contrato un recorte de más de $100 millones de dólares, con una tasa de impuesto sobre los ingresos de 13.3% de California, comparado contra la tasa de 0% de Texas.
Por otro lado, Stephen Curry, una vez más, llegó a un nuevo hito histórico de triples, superando los 4,000 en su carrera y consolidando su estatus como el mejor tirador de triples de todos los tiempos. Cada partido de Curry bajo el ala de los Golden State Warriors fue un espectáculo televisivo con alto valor mediático y comercial.
Superestrellas como activos financieros
A través de la historia, las estrellas de la NBA no se han caracterizado por ser grandes emprendedores. Sin embargo, la facilidad para invertir en la actualidad, junto con el poder de marca que ha construido la liga, las impulsa a explorar nuevos límites. Desde leyendas con marcas propias como LeBron James, Stephen Curry o Kevin Durant, hasta los recientes MVPs internacionales como Nikola Jokić, Shai Gilgeous-Alexander o Giannis Antetokounmpo, el crecimiento del alcance global de la NBA ha disparado el valor comercial de sus figuras. Hoy, entre contratos, patrocinios, participación accionaria y proyectos personales, estos jugadores son más ricos —y más influyentes— que nunca.
El salario promedio de un jugador en la temporada 2024-2025 alcanzó los $11.9 millones de dólares anuales. Pero las verdaderas estrellas multiplican esa cifra fuera de la cancha con acuerdos comerciales. Curry, por ejemplo, firmó un contrato vitalicio con Under Armour que podría superar los $1,000 millones de dólares a lo largo de su carrera. Por otro lado, LeBron James generó más de $120 millones de dólares en 2024 al sumar su contrato con los Lakers y acuerdos comerciales con Nike, Beats y PepsiCo.
Además, varios jugadores son inversionistas activos y estratégicos. Kevin Durant lidera una firma de capital de riesgo con inversiones en tecnología y consumo masivo; Giannis Antetokounmpo ha diversificado su portafolio con propiedades inmobiliarias; y Joel Embiid ha apostado por startups de tecnología deportiva. Incluso jugadores internacionales como Nikola Jokić participan en activos menos tradicionales, como la inversión en equipos de carreras de caballos en su país natal.
LeBron James fue el primer jugador activo en alcanzar una fortuna superior a los $1,000 millones de dólares, gracias a una estrategia de inversión que incluye medios, bienes raíces, pizza, tequila y su propia productora: SpringHill Company. Además, es accionista del club inglés Liverpool y ha invertido en empresas como Lyft (ticker: LYFT), una firma de transporte y logística en la que también puedes invertir a través de la app de GBM. Así, podrías decir que eres socio de LeBron James.
Este modelo de jugador-inversionista ha transformado la economía del deporte. Hoy, los atletas, además de buscar campeonatos, también quieren construir imperios empresariales. De jugadores históricos en la liga a inversionistas exitosos; muchos ex-jugadores han logrado utilizar su imagen para exponenciar sus ganancias fuera de las canchas.
Shaquille O’Neal construyó un imperio empresarial de franquicias y diversificación. Su popularidad le abrió puertas para invertir en más de 200 establecimientos, incluyendo 155 hamburgueserías Five Guys, 17 Auntie Anne’s Pretzels, 9 Papa John’s y 40 gimnasios 24 horas, además de su propia cadena Big Chicken. Su estrategia se apoyó en la confianza que generaba su nombre y su conexión con la gente, esto fue crucial para el éxito de sus negocios.
Michael Jordan capitalizó su icónica imagen en las canchas para crear Jordan Brand, una línea de tenis con Nike que genera más de 3 mil millones de dólares anuales. Magic Johnson aprovechó su fama para invertir en equipos deportivos (Washington Commanders por 6.05 mil millones de dólares, Los Angeles Dodgers, entre otros) y en sectores como seguros y entretenimiento, usando su prestigio para acceder a inversiones multimillonarias y construir un portafolio diversificado.
¿Cuánto vale un equipo de básquetbol? La NBA frente a otras ligas
La venta reciente de los Boston Celtics por $6,100 millones de dólares estableció un nuevo récord en el deporte estadounidense. Liderada por el empresario Bill Chisholm, la operación superó la marca previa de los Washington Commanders de la NFL de $6,050 millones de dólares y confirmó el atractivo de la NBA como activo de inversión.
Wyc Grousbeck, quien compró el equipo en 2002 por $360 millones, continuará como CEO hasta 2028. El retorno sobre inversión es un reflejo del crecimiento explosivo en la valorización de las franquicias deportivas; pero, sin lugar a dudas, esta venta de los Celtics es hasta la fecha la más lucrativa de la historia del básquetbol.

Un fuerte detonante del valor de los equipos de NBA es la proyección de crecimiento internacional. De acuerdo con cifras reportadas por la NBA, el 10 % de los ingresos totales de la liga y sus equipos proviene de mercados internacionales, con China como su principal motor. A su vez, países como Filipinas, México, India, Brasil y diversas regiones de Europa del Este lideran el crecimiento en audiencia y consumo, consolidando la expansión global del básquetbol profesional. Según el mismo reporte, el 70 % de los seguidores de la liga en redes sociales viven fuera de Estados Unidos, lo que demuestra el enorme atractivo internacional que genera la NBA en los más de 214 países donde tiene presencia. Además, en los últimos siete años, un jugador internacional ha ganado consecutivamente el premio al Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada regular. El más reciente, Shai Gilgeous-Alexander, se suma al tres veces ganador Nikola Jokić, a Giannis Antetokounmpo, con dos galardones, y a Joel Embiid, quien, aunque nacionalizado estadounidense, nació y se formó en Camerún.
Adicionalmente, eventos como el NBA Paris Game, el NBA Mexico Game, la tienda de NBA en CDMX y muchos eventos más son parte de la estrategia para posicionarse como el producto deportivo global por excelencia.
Gracias al crecimiento exponencial —y aún con gran potencial— de las franquicias a nivel nacional e internacional, el valor medio de una franquicia de la NBA supera actualmente los $4,660 millones de dólares, según datos de CNBC. Franquicias como los Golden State Warriors, quienes ganaron ya 4 campeonatos con Steph en su equipo, han alcanzado valuaciones por encima de los $9,400 millones, lo que representa un crecimiento anual compuesto del 24% desde su adquisición en 2010, cuando los empresarios Joe Lacob y Peter Guber compraron el equipo por $450 millones de dólares.
En la última década, el valor promedio de una franquicia de la NBA se ha triplicado, superando el rendimiento anual del S&P 500 y convirtiéndose en uno de los activos más rentables para inversionistas institucionales.
Hoy, la NBA tiene la segunda franquicia promedio más valiosa del deporte estadounidense, solo por debajo de la NFL, donde el valor medio supera los $6,490 millones de dólares por equipo.

La final de la NBA: un evento con potencial
Aunque el Super Bowl ha sido históricamente el evento deportivo más mediático de Estados Unidos, las finales de la NBA han escalado en relevancia económica y global a un ritmo impresionante. La diferencia fundamental está en su estructura: mientras el Super Bowl concentra toda su fuerza en un solo día, la serie final del básquetbol profesional genera una narrativa que se extiende durante casi dos semanas, con entre cuatro y siete partidos que multiplican el valor de exposición, audiencia y consumo.
En 2024, el Super Bowl generó cerca de $750 millones de dólares en ingresos publicitarios en solo cuatro horas, mientras que las finales de la NBA 2024 superaron los $950 millones considerando todos los partidos, sus espacios comerciales, plataformas digitales y activaciones de marca.
Sin embargo, recientemente la liga ha mostrado resultados mixtos en la audiencia televisiva. De hecho, en 2024, la liga reportó una audiencia promedio por partido de las finales de 11.3 millones de espectadores, marcando la audiencia más baja desde 2021.

La NBA se ha esforzado por hacer el deporte más accesible, tanto para las nuevas generaciones, como a nuevos mercados y países. A pesar de esto, se ha enfrentado a vientos en contra para recuperar las audiencias a los niveles de pre-pandemia. Esto no ha sido exclusivo de la NBA, otras ligas deportivas han reportado comportamientos similares.
Aunque, pese a los retos en términos de audiencia tradicional, el verdadero valor de la NBA no se limita al número de dispositivos encendidos. Su estrategia digital, la expansión internacional y su capacidad para construir narrativas alrededor de sus jugadores y equipos la colocan en una posición única. Mientras otras ligas luchan por adaptarse al consumo fragmentado y al auge de las redes sociales como segunda pantalla, la NBA ha sabido integrarse a estas dinámicas, monetizarlas y convertirlas en nuevos vehículos de fidelidad y crecimiento.
La clave para los próximos años estará en cómo la liga aprovecha sus fortalezas: una base joven, una marca global y un ecosistema digital robusto. Si bien la televisión lineal ya no dicta las reglas del juego, la NBA ha demostrado que sabe moverse entre plataformas, tiempos y geografías con inteligencia. Con las grandes actuaciones de jugadores internacionales y con superestrellas como Lebron y Steph Curry por fin apagando su luz, surge la pregunta obligada: ¿quién será la próxima cara de la liga?