16 de septiembre

Actualizado: ayer a las 5:21 pm

The Story

Ethereum y Ether: la moneda y el código que desafían al sistema

Hoy, en The Story, vamos a recorrer el camino de Ethereum, uno que empieza con un sueño casi adolescente y termina por convertirse en la infraestructura más ambiciosa del ecosistema cripto.

25 AGO 25

11 MIN DE LECTURA

A mediados de la década pasada, un joven de apenas 19 años empezó a imaginar un internet sin permisos y sin intermediarios. No buscaba solo una moneda digital, quería construir la infraestructura sobre la que se levantarían nuevas industrias, un lugar donde el código fuera ley y cualquiera pudiera crear sin pedir autorización. Esa visión, escrita en un documento de 36 páginas, acabaría por redefinir lo que entendemos como blockchain.

En pocos años, Ethereum pasó de ser un proyecto financiado con bitcoins por entusiastas cripto a convertirse en el corazón de miles de aplicaciones descentralizadas. DeFi, NFTs, metaversos, tokenización de activos del mundo real… todos orbitan alrededor de una misma red. Y mientras Bitcoin consolidaba su papel como “oro digital”, Ethereum se convertía en la computadora global, capaz de ejecutar contratos inteligentes que hoy mueven miles de millones de dólares al año.

Hoy, en The Story, vamos a recorrer el camino de Ethereum, uno que empieza con un sueño casi adolescente y termina por convertirse en la infraestructura más ambiciosa del ecosistema cripto. La historia de un creador, Vitalik Buterin, que cambió la manera en que interactuamos con el valor y la confianza en internet. Lo que viene podría redefinir no solo las finanzas, sino la economía digital en su totalidad.

¿Quieres invertir en cripto y no sabes cómo?

Acércate a un asesor.

¿Replantear el internet?

Vitalik Buterin no encajaba en el molde tradicional de un emprendedor tech. No creció en Silicon Valley, ni tuvo acceso a inversionistas con traje y corbata. Nació en 1994 en Kolomna, Rusia, y a los seis años migró con su familia a Canadá. Era un niño prodigio, obsesionado con las matemáticas y la programación. A los 17, su padre, que era programador, le habló de Bitcoin, y Vitalik quedó fascinado.

Vitalik empezó a escribir de criptomonedas cuando casi nadie fuera de espacios súper especializados sabía pronunciar la palabra blockchain. Cofundó Bitcoin Magazine, una revista de nicho, y sus artículos lo convirtieron en una voz respetada dentro de una comunidad aún diminuta. Pero cuanto más escribía, más notaba un límite que Bitcoin no podía superar: su blockchain era fuerte para intercambiar valor, pero demasiado rígida para hacer algo más. Vitalik quería algo distinto, una red que no solo registrara transacciones, sino que pudiera ejecutar cualquier tipo de aplicación que los desarrolladores imaginaran.

En 2013, plasmó esa idea en un documento técnico que cambiaría su vida. Propuso una blockchain programable, con un lenguaje Turing completo, capaz de correr contratos inteligentes y albergar una nueva generación de aplicaciones descentralizadas. En su visión, el código sería el árbitro imparcial y las reglas se cumplirían sin necesidad de jueces, bancos o notarios.

Un año después, en 2014, lanzaron una campaña de financiamiento que recaudó más de 31,000 bitcoins, alrededor de 18 millones de dólares del momento. Con ese impulso, nació Ethereum. El 30 de julio de 2015 se encendió la primera versión, llamada Frontier, y de repente, lo que había sido un experimento universitario se convirtió en una red que captaba la atención de corporativos gigantes como IBM y Microsoft. Vitalik tenía solo 21 años. Desde entonces, su figura ha sido central no solo como inventor, sino como líder intelectual.

El motor que mantiene viva la red

Ethereum es, en esencia, una red de miles de computadoras distribuidas por todo el mundo que trabajan en conjunto para mantener sincronizada y segura una base de datos común: el blockchain. Cada una de estas computadoras, llamadas nodos, guarda una copia completa de todo el historial de la red, desde la primera transacción hasta el último contrato inteligente desplegado. No hay un servidor central ni un único punto de control. La seguridad no la garantiza una institución ni está comprometida por un hacker, sino la criptografía y el consenso entre todos los participantes.

En el corazón de esta red está la Ethereum Virtual Machine, o EVM, una computadora virtual que vive dentro de cada nodo y que tiene una tarea monumental: interpretar y ejecutar los contratos inteligentes. Son estos contratos, escritos en lenguajes como Solidity : Este es el lenguaje que da vida a Ethereum. Gracias a él, se crean contratos inteligentes que mueven desde stablecoins hasta aplicaciones financieras, juegos y más, los que convierten a Ethereum en algo mucho más versátil que una simple base de datos de transacciones. Con ellos, se pueden automatizar acuerdos que antes requerían abogados, notarios o intermediarios, desde la compraventa de un activo digital hasta el funcionamiento de un proceso financiero de principio a fin.

Para que todo esto funcione, cada acción en Ethereum debe pagarse en Ether, mediante una comisión conocida como gas. Este gas no es un impuesto arbitrario, sino el costo de la energía computacional necesaria para procesar la operación. Si la red está congestionada o el contrato es complejo, el precio sube; si la actividad es baja, el costo baja.

Es necesario entender la diferencia entre Ethereum y Ether porque no son lo mismo. Ethereum es la red, Ether (ETH) es su moneda, el combustible que hace posible que todo funcione.  La forma más sencilla de verlo es pensar en un casino: puedes entrar y ver, pero si quieres participar necesitas fichas. En Ethereum, esas fichas son el ETH, que se usan para pagar transacciones, ejecutar contratos inteligentes y acceder a cualquier servicio dentro de la red.

GBM INSIGHT

ETHA es un ETF lanzado por BlackRock que replica el precio de Ethereum, permitiendo invertir en Ether desde GBM sin comprar la criptomoneda directamente.

En el mundo de las empresas y los gobiernos, esta red ofrece soluciones para rastrear cadenas de suministro, automatizar pagos internacionales, ejecutar licitaciones públicas de manera transparente y más. Un uso que ha capturado la atención del público particularmente son los NFTs. Debido a estándares como ERC-721, Ethereum permite emitir activos digitales únicos que prueban la propiedad de una obra de arte, una canción, un video o incluso un terreno virtual. Esa propiedad no está guardada en el disco duro privado de una empresa, sino registrada de forma permanente en la blockchain, lo que asegura su autenticidad y resistencia a la manipulación de datos.

La llegada de los NFTs ha cambiado radicalmente cómo concebimos el valor de lo digital. Antes, cualquier archivo en internet podía copiarse infinitamente sin distinción entre original y copia. Con los NFTs, un artista puede vender una obra en formato digital y garantizar que solo exista un propietario verificable, incluso si la imagen se comparte infinita y libremente. Uno de los ejemplos más icónicos de este fenómeno es el de la colección Bored Ape Yacht Club. Estas ilustraciones de simios con vestimentas extravagantes, creadas digitalmente y vendidas como NFTs en Ethereum, se convirtieron en un símbolo de estatus en la cultura cripto.

GBM INSIGHT

Algunas de estas imágenes se han vendido por cientos de miles de dólares, han sido comparadas por celebridades como Eminem o Neymar y se han convertido en llaves de acceso a clubes privados.

Oro digital vs. Computadora mundial

Bitcoin y Ethereum suelen mencionarse como dos elementos de una misma cosa, pero nacieron con misiones distintas. Bitcoin, creado en 2009 por Satoshi Nakamoto, es dinero digital con un límite fijo de 21 millones de monedas: una alternativa descentralizada al sistema financiero tradicional. Ethereum, por su lado, lanzado en 2015, es una plataforma programable para construir aplicaciones sobre su sistema de blockchain. Si Bitcoin es un lingote en una bóveda (o diamante en una mina), Ethereum es una ciudad digital en expansión.

La diferencia también se puede vislumbrar en la forma en la que se ha adaptado en los negocios. Bitcoin generalmente es la puerta de entrada para inversionistas que buscan un activo escaso, relativamente predecible y con un ciclo de mercado un poco más influido por factores macroeconómicos. Ethereum, en cambio, atrae a empresas tecnológicas, gobiernos y desarrolladores que buscan una infraestructura probada para construir soluciones descentralizadas: desde mercados financieros y redes de videojuegos hasta sistemas de identidad digital y gestión de datos. En pocas palabras, mientras Bitcoin defiende la idea de un dinero libre de política, Ethereum busca reinventar las bases tecnológicas de internet.

GBM INSIGHT

Además de ETHA, que sigue el precio de Ether, en GBM también puedes invertir en IBIT, un ETF ligado a Bitcoin. Cada uno te da exposición directa a las dos criptomonedas más relevantes, sin wallets digitales ni claves complejas y con la seguridad de operar desde tu cuenta de inversión.

El momento Ethereum

¿Qué viene para Ethereum? Después de una década de crecimiento explosivo, de haber pasado de un proyecto casi estudiantil a ser la segunda red más importante del mundo cripto, la pregunta que obligada es hacia dónde se dirige y cómo aprovechar lo que está por venir.

Hoy, la infraestructura de Ethereum está más madura que nunca: el cambio a Proof of Stake: es como si todos compraran boletos para una rifa. Cuantas más ether tengas (como si compraras más boletos), más chances tienes de ser elegido para escribir la próxima página. No necesitas correr ni gastar tanta energía. Solo tener confianza en el sistema y “apostar” tus monedas por un tiempo. Pero lo que realmente tiene a todos mirando es la convergencia de dos fuerzas: una regulación que empieza a favorecer el ecosistema, una narrativa que ya no solamente habla del mundo cripto, sino que también incluye empresas y gobiernos.

En Estados Unidos, la Ley Genius marcó un antes y un después, al regular las stablecoins ligadas al dólar, un sector donde Ethereum lidera. Esto reduce riesgos para inversionistas y acelera su adopción en banca y comercio. Las stablecoins son clave para Ethereum: aportan estabilidad, permiten pagos y préstamos, y conectan con el mundo real. Con reglas claras, Ethereum se vuelve más confiable y listo para crecer a escala global.

GBM INSIGHT

Algunos bancos, como Standard Chartered, estiman que ETH podría llegar a $7,500 dólares en 2025 y hasta $25,000 para el 2028. Además, el analista Miles Deutscher calcula que hay 27 mil millones de dólares listos para invertirse en ETH por parte de empresas, lo que equivaldría al 5% de todas las monedas en circulación y a un tercio de las que están disponibles en exchanges. Tom Lee, por su parte, cree que la moneda puede llegar a valer $10,000 dólares a final de 2025.

Ethereum ya no es un experimento, ni una promesa pendiente. Es la infraestructura sobre la que corren miles de aplicaciones y que sostiene miles de millones de dólares todos los días. Ha demostrado que puede evolucionar sin perder seguridad, que puede adaptarse a nuevas demandas y que es capaz de liderar en un ecosistema que cambia a una velocidad vertiginosa. Actualmente, se enfrenta a su mayor desafío y a su mayor oportunidad. Por un lado, la competencia de blockchains más rápidas y baratas no se detiene; por otro, la convergencia de tecnología madura, regulación favorable y capital institucional lo coloca en la antesala de un salto que podría redefinir su escala y su impacto global.

La pregunta no es si Ethereum seguirá creciendo, sino en qué forma lo hará y quiénes estarán ahí para aprovecharlo. Como toda historia que marca un antes y un después, su próximo capítulo todavía no está escrito. Y tal vez, los que sepan leer las señales ahora, serán los que puedan decir que estuvieron en el momento adecuado en el lugar indicado, cuando Ethereum tuvo la oportunidad de dar el salto para convertirse en la base de la economía digital del futuro.

¿Te gustó este contenido? Haz que llegue a más gente.