Por: GBM Media/cortesía EFE.
General Motors (GM) tuvo unos beneficios netos en los seis primeros meses de 2021 de US$5,858 millones, tras ganar US$2,836 millones en el segundo trimestre, pero no cumplió con las expectativas de los mercados por costes relacionados con llamadas a revisión.
Sus ganancias por acción en el segundo trimestre del año se situaron en US$1.97, unos 30 céntimos menos de lo previsto por los analistas, lo que provocó una caída del valor de los títulos del fabricante en un 9% a pesar de los beneficios.
El fabricante explicó que en el segundo trimestre incurrió en unos costes extra de unos US$1,300 millones en llamadas a revisión de los que unos 800 millones correspondieron al Chevrolet Bolt EV, un vehículo eléctrico que ha sufrido ya dos programas de reparación por el peligro de incendio de sus baterías.
Aun así, GM elevó sus expectativas de ganancias para el conjunto de 2021 a entre US$7,700 y US$9,200 millones con unas ganancias ajustadas antes de intereses e impuestos de entre US$11,500 y $13,500 millones, alrededor de un 15% más que lo inicialmente previsto.
En el segundo trimestre, los ingresos de la compañía se dispararon respecto a los del mismo periodo de 2020, con un total de US$34,167 millones, un 103.6% de incremento. En el conjunto del semestre, los ingresos ascendieron a US$66,641 millones, un aumento del 34.6%.
Falta de chips
En tanto, General Motors (GM) debió parar de nuevo por algunos días la producción de camionetas pickup en dos plantas de montaje de Estados Unidos y una de México ante la escasez de microprocesadores.
La medida afecta a las plantas de montaje de Flint y Ft. Wayne, ambas en EEUU, y Silao, en México, donde se producen los modelos Chevrolet Silverado y GMC Sierra, dos de los vehículos más populares y rentables de la compañía.
Además, GM se ha visto obligada a extender los parones en otras plantas también por la escasez de chips.
El futuro es eléctrico
La electrificación del automóvil se convirtió en un asunto de Estado en Estados Unidos, con el anuncio de medidas para transformar la industria, pero también para vencer a China y devolver al país el liderazgo del sector.
En los jardines de la Casa Blanca, Joe Biden firmó una orden ejecutiva con la que busca que para 2030 la mitad de los automotores que se vendan en el país sean eléctricos, y aunque el mismo no supone ninguna obligación para los Tres Grandes de Detroit –como se conoce a GM, Ford y Stellantis—sí expresaron su apoyo a las medidas anunciadas por la Casa Blanca.
Durante el evento, el presidente se refirió a la producción de semiconductores, cuya escasez está provocando graves problemas a los fabricantes de automóviles, y se comprometió a que la crisis no se repetirá.
Para alcanzar el objetivo de que el 50% de las ventas anuales de vehículos en Estados Unidos sean eléctricos, o híbridos, para 2030 mucho tiene que cambiar en el mercado.
En la actualidad, menos de un 2% de todos los automóviles que se venden en el país son eléctricos, lo que coloca a Estados Unidos en el puesto número 20 de la clasificación mundial. Mientras, China duplica ese número y la tasa de crecimiento de su mercado doméstico es el doble de la del país norteamericano.
Pero GM, Ford y Stellantis ya habían establecido con anterioridad ambiciosos objetivos para producir vehículos eléctricos, y sustituir la producción de modelos con motores de gasolina y diésel, por lo que las medidas de la Casa Blanca no suponen ningún compromiso adicional.
¿Qué representará?
La Casa Blanca indicó que los nuevos estándares proporcionarán beneficios netos de unos US$140,000 millones con el ahorro de 757,000 millones de litros de gasolina en los próximos cinco años, así como la reducción de 2,000 millones de toneladas métricas de contaminación de carbono y mejoras en la salud de la población.
El Gobierno estadounidense estimó además que cada conductor se ahorrará una media de US$900 durante el periodo por el menor consumo de sus vehículos.