En poco más de una década, las criptomonedas han pasado de ser una simple curiosidad en los mercados a un fenómeno que ha transformado el panorama financiero global, ofreciendo una nueva alternativa y captando la atención de inversionistas, gobiernos e instituciones financieras.
Bitcoin, la primera criptomoneda creada por el enigmático Satoshi Nakamoto en 2009, ha sido la indiscutible líder de esta fenomenal tendencia, impulsando un movimiento financiero que ha atraído a inversionistas por su filosofía de descentralización económica y de oferta limitada, retando el modelo económico tradicional. Tras las elecciones de Estados Unidos, esta y otras cryptos han experimentado un rally en el que están alcanzando precios récord.
Hoy en The Story… Analizamos qué está detrás de las ganancias en mercado de Bitcoin y de las criptomonedas.
¿De dónde surge Bitcoin y cómo se desarrolla el mercado?
El origen de Bitcoin y, en general, de las criptomonedas, surge como una respuesta a la crisis financiera de 2008. Publicado bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto, el white paper “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System” presentaba una alternativa descentralizada para las transacciones monetarias. Nakamoto propuso una red que operaría sin intermediarios, valiéndose de la tecnología blockchain para garantizar transparencia, seguridad y resistencia a la censura.
Desde su creación, Bitcoin ha experimentado una trayectoria volátil, pero ascendente. En sus primeros años, su valor era de apenas fracciones de centavos de dólar, pero la creciente adopción y el interés especulativo lo impulsaron a niveles sin precedentes.
Ahora, en noviembre de 2024, Bitcoin alcanzó un máximo histórico cercano a los $92,000 dólares, consolidando su posición como el activo digital más valioso del planeta. Este crecimiento ha sido acompañado por el desarrollo de un ecosistema más amplio, en donde han surgido otras criptomonedas como Ethereum, XRP, y stablecoins –o monedas estables– como Tether.
En 2024, el valor de mercado de todas las criptomonedas alcanzó los $3.14 billones, reflejando el interés de inversores institucionales y el crecimiento del ecosistema financiero descentralizado.
Producción limitada y la filosofía
Una característica distintiva de Bitcoin es una cantidad máxima establecida. Nakamoto diseñó Bitcoin con una emisión máxima de 21 millones de monedas, de las cuales hoy existen 19 millones en circulación, un contraste marcado con las monedas tradicionales que pueden ser emitidas sin límite por los bancos centrales.
Esta limitación convierte a Bitcoin en un activo deflacionario, similar al oro, lo que lo hace atractivo como reserva de valor en un contexto de inflación creciente. La filosofía de Nakamoto buscaba empoderar a los individuos frente a los sistemas financieros tradicionales, promoviendo la descentralización y la autonomía económica.
En 2021, se estimaba que Nakamoto poseía entre 750,000 y 1,100,000 bitcoins, lo que, a valores actuales, lo posicionaría entre las personas más ricas del mundo.
El anonimato de Nakamoto, y su decisión de desaparecer en 2010, también han contribuido al misticismo en torno a la criptomoneda que creó. Nakamoto nunca reveló su identidad, dejando el proyecto en manos de la comunidad y desarrolladores. Esta visión descentralizada ha sido clave en la evolución de Bitcoin, inspirando otros proyectos que buscan crear alternativas al sistema financiero actual.
El motor detrás de la oferta y demanda de Bitcoin
La minería de Bitcoin se basa en un proceso llamado prueba de trabajo (Proof of Work o PoW), en el cual los mineros utilizan potentes equipos de hardware para resolver problemas matemáticos complejos que validan transacciones en la red. Estos problemas requieren un alto poder de cómputo y, por lo tanto, consumen grandes cantidades de energía. Cada vez que un minero logra resolver uno de estos problemas, crea un nuevo bloque en la cadena de bloques de Bitcoin y recibe una recompensa en BTC, incentivando su participación y el mantenimiento de la seguridad de la red.
Un evento clave para Bitcoin es el halving, que es un evento programado que ocurre cada cuatro años aproximadamente y reduce a la mitad la recompensa que los mineros reciben por crear nuevos bloques. Esta disminución de la remuneración limita la cantidad de BTC que entra en circulación, creando una escasez relativa que, si la demanda permanece o aumenta, tiende a elevar el precio de Bitcoin. Para mantener su rentabilidad, los mineros pueden optar por vender sus BTC a precios más altos, ejerciendo presión alcista en el mercado.
En abril de 2024 se realizó el cuarto halving histórico de Bitcoin, lo que redujo la recompensa de 3.125 BTC a 1.56 BTC por bloque. Según modelos, el Halving de abril elevaría el precio por BTC a un rango de $92,000 dólares, para asegurar la rentabilidad de los mineros. El modelo calcula un promedio de gasto en energía y hardware para poder minar un bloque.
El surgimiento de un mercado de criptomonedas más amplio
La creación de Bitcoin inspiró la aparición de otras criptomonedas con diversos objetivos. Ethereum, por ejemplo, fue diseñado no solo como una moneda, sino como una plataforma para aplicaciones descentralizadas (dApps) y contratos inteligentes, permitiendo casos de uso innovadores en finanzas, juegos y más. Además, proyectos como Ripple (XRP) se enfocaron en optimizar las transferencias internacionales, aunque ha enfrentado desafíos regulatorios en su disputa con la Securities Exchange Commission o SEC en Estados Unidos. En otros casos, monedas como Doge Coin (DOGE) han surgido sin ningún fin específico e incluso como una broma, estas monedas han ganado popularidad pero se ven gravemente limitadas para ser utilizadas, elevando su riesgo como activo. Sin importar, Bitcoin siempre ha mantenido su dominio como la principal criptomoneda.
No todas las criptomonedas siguen el modelo de Bitcoin de descentralización y límite máximo de emisión. Muchas, como Tether (USDT) y USD Coin (USDC), son monedas indexadas a un subyacente como el dólar, conocidas como “stablecoins” las cuales están respaldadas por activos para mantener paridad con el dólar. Este mercado diverso permite a los usuarios elegir entre distintas soluciones, desde transferencias rápidas hasta instrumentos de inversión y activos de reserva de valor.
La creciente popularidad de las criptomonedas y el impacto de figuras clave
En los últimos años, la popularidad de las criptomonedas ha aumentado significativamente, en gran parte gracias al respaldo de figuras públicas. Elon Musk, CEO de Tesla y dueño de X, ha impulsado el valor de Dogecoin y Bitcoin a través de sus publicaciones en sus redes sociales y comprando Bitcoin para la tesorería de Tesla.
De manera similar, Nayib Bukele, el popular presidente de El Salvador, convirtió a Bitcoin en moneda de curso legal en 2021, lo que, por la Constitución del país obligó a su Tesorería a comprar significativas reservas en BTC, al igual que al comercio de su país de utilizar la moneda, argumentando que ofrece oportunidades para los no bancarizados y fomenta la inversión en el país.
Las reservas de Bitcoin de El Salvador están valoradas en más de $516 millones, con una ganancia no realizada de aproximadamente $100 millones desde su adquisición inicial en 2021.
Recientemente, la reelección de Donald Trump en 2024, quien ha expresado su apoyo a las criptomonedas y quien durante su campaña presidencial se involucró en un emprendimiento de cripto, ha tenido un impacto significativo en el mercado, impulsando las valoraciones a máximos históricos.
Con el compromiso de convertir a Estados Unidos en una capital de cripto, su administración podría impulsar regulaciones favorables y fomentar la adopción de estos activos. Este respaldo ha llevado a Bitcoin a superar los $90,000 dólares, un nuevo récord histórico para la valoración de la moneda y para la capitalización total del mercado de las criptomonedas, que superó los $3 billones de dólares.
El rol de los inversores institucionales en el crecimiento de Bitcoin
Históricamente, las instituciones han sido reacias a invertir en criptomonedas debido a la falta de regulación y su volatilidad. Sin embargo, en los últimos años, Bitcoin ha ganado legitimidad gracias a la aprobación de ETF de Bitcoin en múltiples países, incluido Estados Unidos. Fondos como los de BlackRock y Fidelity han facilitado el acceso a Bitcoin para grandes inversores, impulsando su demanda y reduciendo las barreras para el capital institucional.
Este fenómeno, conocido como FOMO institucional (Fear of Missing Out), ha creado un efecto dominó en el mercado, con instituciones que anteriormente descartaron las criptomonedas ahora considerando su inclusión en portafolios. La narrativa de Bitcoin como “oro digital” y reserva de valor en un entorno de alta inflación ha resonado entre los gestores de fondos, que buscan activos de refugio en tiempos de incertidumbre económica.
BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo, registró en 2024 más de $3.3 mil millones en entradas a su ETF de Bitcoin, reflejando el creciente interés institucional.
El ascenso de Bitcoin y las criptomonedas ha redefinido el concepto de dinero y el funcionamiento del sistema financiero. Desde su origen como una alternativa descentralizada, Bitcoin ha evolucionado hasta convertirse en un activo valioso y ampliamente aceptado. Con el apoyo de figuras públicas, la adopción institucional y una infraestructura tecnológica en constante desarrollo, el futuro de las criptomonedas se presenta prometedor.
Las criptomonedas ofrecen oportunidades únicas, pero también desafíos en términos de regulación, volatilidad y sostenibilidad. A medida que se consolidan en la economía global, su capacidad para integrarse con sistemas tradicionales y su aceptación por parte del público y las instituciones definirán su rol en el futuro de las finanzas.
