¿Has notado que la quincena no ‘rinde’ como antes, la gasolina es más cara, pagas más por las colegiaturas; hasta el precio del aguacate está por los cielos? A esto se le llama inflación, el aumento generalizado y sostenido en los precios de bienes y servicios que te hace que puedas comprar menos con el mismo ingreso.
Este fenómeno económico trae consigo diversos efectos de corto y largo plazo en las acciones. En el corto plazo, la mayoría de las acciones tienen pocas afectaciones por alzas moderadas en la inflación y pueden beneficiarse por la misma. Esto se debe a la transferencia de precios que hacen los empresarios hacia los consumidores, con el fin de mantener su rentabilidad. El aumento en precios mantiene los ingresos de la compañía y preserva márgenes de ganancia.
En este sentido, y tomando en cuenta que en el ámbito bursátil muchas veces lo que mueve al mercado es lo que los inversionistas creen que va a pasar, la perspectiva de una empresa estable y en crecimiento puede ver avances en el precio de sus acciones.
En estos casos, los analistas consideran algunos factores para elegir acciones en cuanto a sus fundamentales, como:
- Empresas con sólidos balances, con buena diversificación geográfica, de productos y servicios, ya que pueden hacer frente mejor a presiones inflacionarias.
- Empresas con productos inelásticos, es decir, que la gente necesita seguir comprando. Son los que, aunque aumenten mucho de precio, no ven grandes afectaciones en sus volúmenes, como alimentos o medicamentos.
- Firmas con ingresos en monedas extranjeras y bajos niveles de endeudamiento.
- Las acciones de empresas mineras que extraen metales preciosos, ya que sus resultados pueden seguir el comportamiento de estos commodities, percibidos como refugios en momentos de volatilidad.
¿Qué pasa si la inflación sigue alta en el largo plazo?
Si año tras año la inflación reduce tu poder adquisitivo, entonces consumes menos; al consumir menos las empresas que ofrecen bienes y servicios reducen su volumen de ventas. Al vender menos, sus ingresos caen.
Si ‘todo’ está subiendo de precio, los costos y gastos de las compañías también lo hacen y a la larga su negocio se vuelve menos rentable. El crecimiento de una empresa podría verse comprometido. Así, altas tasas de inflación en periodos prolongados, pueden tornar negativa la perspectiva de una empresa, industria, o región, lo que motivaría presiones en el precio de sus acciones.
Ante estos posibles escenarios los expertos sugieren tomar en cuenta estos consejos:
- Busca empresas con sólidos fundamentales, recuerda que caídas en el precio de su acción podrían ser buenas oportunidades para comprar.
- Diversifica tu portafolio participando en metales preciosos como oro y plata, ya sea a través de ETFs o en empresas de este giro.
- Añade a tu cartera empresas con una política de dividendos constante.
- Invierte a largo plazo en fondos denominados en monedas consideradas resguardos de valor, como dólares.
- Los títulos de empresas extranjeras también son una opción para reducir tu exposición a eventos inflacionarios concentrados en una región.