Por: GBM Media/EFE.
Los compradores de autos usados en Estados Unidos se enfrentan con un panorama inquietante: precios tan exorbitantes casi iguales a los de automóviles nuevos antes de la pandemia, que ha afectado su fabricación.
Anaqueles vacíos y coches usados a precio de nuevos: otros efectos de la covid-19
‘Llevo casi tres meses tratando de comprar un auto usado pero no le llego al precio de ninguno que valga la pena’, se lamenta Armando Chávez, un inmigrante mexicano al que le urge obtener una forma de transporte en Los Ángeles.
Chávez narra que consiguió ahorrar USD$8,000 para comprar un auto para ir a su nuevo trabajo, a unas 30 millas de distancia.
Sin embargo, afirma que ese precio no le permite comprar algo que le aguante el ritmo y le dé seguridad.
‘Es muy frustrante porque no tengo más dinero. No quiero endeudarme, pero necesito el auto’, subraya este trabajador que asegura ha visitado más de 40 sitios de ventas de autos y ha buscado incluso ofertas fuera del estado.
No es el único
Como Chávez, miles de compradores de autos usados en el país están enfrentando un panorama sin precedentes.
El incremento en los precios de los automóviles y camiones usados se disparó mes tras mes el año pasado hasta sumar un aumento interanual del 37.3%, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU.
Armando Rivas, que se acaba de retirar tras décadas como jefe de ventas de autos usados en Florida, explica que todo se debe a la escasez de semiconductores en Asia, que ha dejado a los productores de autos nuevos en Estados Unidos prácticamente parados.
La inflación
La inflación también afectó a los autos nuevos, con un aumento de los precios del 1% en diciembre y del 11.8% interanual en 2021, pero lejos del de los usados.
Muchos conductores optan por extender los contratos de arrendamientos de sus autos (lease) todo lo posible, pero esta opción también ha subido notablemente su precio.
La tasa interanual de inflación en Estados Unidos subió en diciembre hasta el 7%, dos décimas por encima de la de noviembre y la cifra más alta registrada desde 1982.
Estantes vacíos en los supermercados
Por otro lado, las estanterías vuelven a estar vacías en algunos supermercados del país, pues los contagios de covid-19 están causando numerosas bajas de personal, que además coincide con nuevos problemas en la cadena de suministros.
Algunos locales, que no todos, muestran panoramas como si hubiera pasado un huracán por la sección de fruta y verdura.
Lo que al menos hasta ahora no ha faltado es el papel higiénico, que brilló por su ausencia al inicio de la pandemia.
Un problema añejo
Desde la Consumer Brands Association, que representa a nivel nacional a compañías de alimentos embalados, bebidas y de productos para el hogar y de cuidado personal, la vicepresidenta de Investigación y Comunicación, Katie Denis, explica que estos problemas vienen de antes.
La industria de los bienes empaquetados ha afrontado a lo largo de la pandemia dificultades en la cadena de suministros.
Eso ha hecho que esta se debilite y ‘no ha dejado margen para que el sistema maneje disrupciones, como las tormentas invernales o la variante ómicron’.
Falta de empleados
Denis puntualizó que lo que ocurre en la actualidad es ‘una escasez de mano de obra, no una escasez de comida’.
Reading between the headlines: it’s a labor shortage, not a product shortage. And getting people safely and quickly back to work is what will stock shelves. https://t.co/TAEHTsI54m
— Consumer Brands (@consumerbrands) January 14, 2022
Las compañías se están resintiendo de un alto ausentismo laboral debido a ómicron, lo que coincide con los esfuerzos para hacer nuevas contrataciones y cubrir 118,000 vacantes en el sector de los productos de consumo empaquetados.
Y es que a ómicron se ha sumado, aparte de las tormentas invernales, lo que se ha venido a llamar ‘la gran dimisión’, el abandono voluntario por parte de muchos trabajadores de sus puestos de trabajo durante la pandemia.